La comedia española parece que encontró la fórmula del éxito el año pasado cuando se estrenó Ocho apellidos vascos. Después de ella han sido muchas las obras audiovisuales que han intentado aprovecharse del tirón, sólo hay que mirar la serie Allí abajo para darse cuenta de esto. Dejando de lado las diferencias de vascos y andaluces, Ahora o nunca intenta repetir ese éxito al presentar una historia que parece fresca, romántica y que además cuenta con Dani Rovira (Ocho apellidos vascos) como principal valedor. Pero la realidad es muy distinta. Ahora o nunca es una comedia que no hace gracia, no consigue enganchar de manera eficaz y lo mejor de toda la película son los golpes de humor de Yolanda Ramos (Carmina y Amén) y Gracia Olayo (Musarañas). El resto presenta un envoltorio muy vacío.
Jugar con lo tópicos es algo complicado. Ocho apellidos vascos lo consigue porque juega con ello y no los esconde nunca. Ahora o nunca quiere jugar con los tópicos de las historias románticas de tal forma que te des cuenta que en muchas ocasiones parece que quiere hacer una parodia de ello. Chico listo que liga con la chica guapa, familia que no acepta a la chica, boda por todo lo alto, viaje que sale mal y peligra la boda. Y también giros de guión que ves a longitud de leguas. Pero lo malo es que llega un momento en el que la película deja de jugar y se convierte de verdad en una comedia romántica al uso. Tanto es así, que el propio Rovira parece contagiado por ello y se aleja de ese cómico que todos conocemos pasando a ser otra cosa y no llega a engatusarnos. Y es que el guión de Jorge Lara y Francisco Roncal (Zipi y Zape y el club de la canica) hace aguas y se hace previsible en todo momento.
Además, hay ciertos momentos que harán que más de uno suelte algún suspiro o una carcajada que no sea de risa. Y por no hablar de los tres finales diferentes que tiene la película, que parece que no sabían muy bien como terminarla. Y con ello lucha contra viento y marea Maria Ripoll (Rastros de Sándalo) que realiza un ejercicio más que decente, dejando momentos de gran lucidez (El montaje del aeropuerto es bastante curioso e interesante). Pero no todo es tan malo en la película. Es cierto que no aburre, te cuenta una historia, la ves, te vas y la olvidas. No hace gracia, eso sí. Pero lo mejor que no llega a aburrir. Porque si no te ríes y te aburre es algo que no se le podría perdonar jamás a una película.
También hay que destacar a los secundarios de la cinta, sobretodo en Yolanda Ramos y Gracia Olayo. La primera sigue en la línea de sus papeles mágicos, como ya vimos en Carmina y Amén. Su Tita Nines es de aplauso continuo, y aconsejo no irse hasta ver su monólogo final. Gracia Olayo es la madre del novio. Sus momentos son desternillantes y hacen que no nos demos cuenta de la «sobreactuada» sobreactuación de María Valverde (Exodus: Dioses y Reyes). Tambien se pasean por la cinta Joaquín Núñez (Grupo 7), la cantante Melody Ruiz y Jordi Sánchez (La que se avecina), pero ninguno de los tres esta reseñable especialmente.
Ahora o nunca hace aguas por muchos sitios, empezando porque no hace gracia y sigue por un guión que hemos visto mil veces antes en una sala de cine. Hubiera estado mejor si hubiera sido una especie de parodia de las comedias románticas. Porque así no funciona.
Lo mejor: Yolanda Ramos y su tita Nines, de aplauso.
Lo peor: El guión y que no hace gracia.
Puntuación: 4/10