Tengo que reconocer que soy un fan absoluto de James Mangold. Quizás no sea el director fetiche de muchos, tampoco será un director que llene salas por su nombre, pero es un hombre que siempre cumple con creces con todo aquello que tiene entre manos. En 2019, sino hubiera sido por la aparición de Párasitos, él tenía la mejor película de aquel año: Le Mans ’66. Lo que hizo con aquella película, de corte clásico, pero con decisiones completamente increíbles que iba in crescendo era una autentica muestra del talento del director de Nueva York. Por eso creo que desde entonces la aparición de James Mangold tras las cámaras siempre consigue mover algo porque algo siempre tendrán sus películas y ese algo es entretener. Después de aquella Le Mans ’66, Mangold ha estrenado película en dos años consecutivos, la primera Indiana Jones y el dial del destino, pero todos sabemos que la película que más se esperaba era aquella que no estaba anclada a una saga o un estudio, sino una cinta que demostrara el buen hacer del director. A complete unknown sigue la senda de En la cuerda floja, el biopic de Johnny Cash, que también dirigió Mangold, y que se nota como una evolución de aquella. A complete unknown es una cinta muy clásica pero que sabe retratar perfectamente al genio y como se comportaba.
A complete unknown se adentra en los primeros años de Bob Dylan, un joven músico que llega a Nueva York con una guitarra y un sueño, convertirse en un musico influyente y que su música llegue a todas partes. La película explora la transformación de Dylan de un desconocido a un ícono cultural, capturando la esencia de su espíritu rebelde y su genio precoz, algo que también muestra en la manera con la que va afrontando la fama, la cual no le gusta y siempre que puede se mantiene en un segundo plano para que sean otros los que se lleven todas las alabanzas. Y es por eso que la cinta aborda, de manera muy bien llevada, la complejidad de su personalidad, una muy ambigua y donde siempre se verá a un Dylan que resistirá todo lo que pueda a no ser encasillado en una sola música o en una moda, lo que se muestra es a un Dylan que está en constante evolución musical y personal, aunque esta segunda no difiere mucho en toda la película, pues es un hombre pegado a una guitarra, a un cigarro y a un cuaderno donde anota toda la música que salía de él en todo momento. Pero donde todo apunta es a esos años donde Bob Dylan cambió la música para siempre y pasó del folk al rock.
Y es que desde que da el salto al éxito, todo lo que movía Bob Dylan era mirado con lupa. Quizás lo que hizo que Dylan evolucionara tanto fue que únicamente quisieran, aquellos fans puristas, que tocara únicamente Blowin’ in the wind, posiblemente el mayor himno de la música folk. También se explora como Dylan cambio por completo sus letras protestas, encasilladas en esa música folk, por unas letras completamente distintas cuando da el salto al rock. Aun sí, todo lo que compuso el cantante tenía intrínseco algo de protesta. La película también aborda la poesía de las letras de Dylan y su capacidad para capturar el espíritu de una generación. Se muestra cómo su música se convirtió en un vehículo para la expresión personal y la transformación social. Y para entender también este cambio, hay que atender a la vida personal del propio cantante cuando conoce a los dos grandes amores de su vida, a las cual trato un poco mal, como son Suze Rotolo, aquí llamada Sylvie Russo, y Joan Baez, una cantante de éxito que quedó completamente impresionada con la capacidad de Dylan de cantar y mover a las masas.
Timothée Chalamet, que en los últimos años se ha ido labrando un futuro muy prometedor en películas de gran presupuesto y películas más pequeñas, se sumerge en la piel de Bob Dylan con una intensidad cautivadora. Su interpretación no se limita a la imitación, sino que captura la esencia del joven Dylan tratando de mostrar sus inquietudes, su genio precoz y su constante búsqueda de identidad, algo muy complicado pues intentar parecerse un poco a Dylan es complicado. Su lenguaje corporal, su mirada penetrante y su voz rasposa nos hacen ver en todo momento a Dylan en pantalla. También es de aplaudir que Chalamet cante todas las canciones, demostrando que tiene también tono para la canción, algo que ya demostró en Wonka. Elle Fanning, que siempre cumple en sus papeles, consigue convencer como Sylvie Russo y el miedo de estar enamorada de un hombre que solo amaba la música. Algo parecido le pasa a Mónica Barbaro como Joan Báez, que se enamora del músico más que de la persona. Su interpretación también le ha valido una nominación al Oscar. Edward Norton, metiéndose en la piel de Pete Seeger también es para darle una pequeña mención.
A complete unknown no solo retrata los primeros años de Bob Dylan, sino que profundiza en su evolución musical y personal, mostrando cómo un joven desconocido se convirtió en un ícono cultural. Con actuaciones destacadas de Timothée Chalamet, Elle Fanning y Mónica Barbaro, la película captura la esencia del espíritu rebelde de Dylan y su búsqueda constante de identidad. Desde sus influencias en el folk hasta su revolucionario salto al rock, Dylan desafía las expectativas y redefine la música de su generación. Con una dirección magistral de James Mangold, A complete unknown es un tributo a la complejidad y el genio del artista, y una celebración de su legado perdurable.