Asistimos a la rueda de prensa de César debe morir en los Cines Verdi de Madrid, y en el que nos ha estado acompañando Paolo Taviani (Las afinidades electivas). El cineasta italiano ha tenido la amabilidad de contestar algunas preguntas y de contar anécdotas varias que le han surgido con motivo del rodaje de esta película.
Ha empezado haciendo mención sobre el Festival de Cine Italiano de Madrid, que coincide con el estreno de su película y en el que se dan a conocer muchos directores. Paolo Taviani ha aprovechado para comentar el buen momento por el que pasa el cine de su país a pesar de la crisis y de la dura situación económica.
Una de las principales dudas que surgían entre los que hemos asistido al pase era si realmente la película era una película o un documental. “La intención era transmitir una gran emoción, no había ningún propósito de hacer de ella un documental. Es una película basada en un hecho verdadero”, nos ha aclarado el director, que además nos ha explicado que tanto para él como para su hermano Vittorio “ha sido una situación no habitual puesto que ha sido la única vez que hemos grabado de esa forma”. Debemos recordar que además los miembros del reparto son reclusos de la cárcel romana de Rebibbia. “Trabajar con esa gente, esos actores, ha sido fácil y difícil en determinadas condiciones. Ellos mismos han interpretado sus experiencias terribles y hubo momentos de incomodidad”.
Llama mucho la atención de cómo unos presos del ala de máxima seguridad pudieron ser los miembros del reparto de esta película. Interpretar en el teatro una obra de Shakespeare no pinta nada fácil y tiene un mérito enorme. “Pese a que no son actores, no creo que lo hagan mejor o peor que Marlon Brando, simplemente son diferentes, sólo eso”. Paolo Taviani nos cuenta una curiosa y divertida anécdota acerca de un actor italiano amigo suyo, cuya reacción después de ver la película fue: “Voy a comprarme una pistola para matara alguien para que me metan en la cárcel, y así aprender a interpretar de verdad”.
Taviani hizo hincapié en la importancia que tiene introducir el teatro en las cárceles. “Es importante hacer teatro en la cárcel. No se puede hablar de redención, porque es una palabra muy grande, pero ayuda mucho”. Suena paradójico que en Italia, un país donde se dice que las prisiones son de las peores de Europa, haya 20 cárceles que cuentan con grupos de teatro.
En lo que se refiere a la manufactura de este film, ha dejado claro que “Todo es verdad y todo es falso, los mismos presos nos han ayudado contándonos muchas cosas”. “La mayor parte del metraje está en blanco y negro porque no queríamos rodar en color detrás de las rejas de unas celdas. Haría todo muy televisivo. El blanco y negro es algo ficticio, irreal, por eso quisimos utilizarlo”.
Para finalizar se ha despedido de nosotros confesando que su hermano Vittorio, que se quedó en Roma, es su 50% a la hora de hacer cine, y que pese a ser diferentes se compaginan a las mil maravillas.
Cuando los hermanos Taviani llegaron a Rebibbia, llevados por el director del Taller teatral, Francesca Tricarico se encontraba ya trabajando desde hace tiempo en la dirección del César debe morir. Es una persona que no busca la celebridad; pero creo que merecería una mención, visto que su trabajo es antes que nada empeño social. Ahora, trabaja en la cárcel de mujeres, y ha puesto en escena el mito de Dido, con las detenidas del cárcel, y le gustaría repetir ésta experiencia en otras cárceles de Europa. Aprovecho para pedir información por su cuenta. 🙂
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