Con motivo del estreno en cines de La buena esposa, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Glenn Close en el pasado 65 Festival de Cine de San Sebastián. Y esto fue lo que nos contó:
Hace siete años estrenó Albert Noobs, una película en la que se convertía en un hombre para salir adelante y, ahora, en La buena esposa, se esconde detrás del nombre de su marido ¿Cree que han cambiado mucho las cosas en estos años?
No sé muy bien que decir, de si las cosas han cambiado mucho o no, lo que sí que sé es que en Albert Noobs, mi personaje se convertía en un hombre para sobrevivir en todos los aspectos, en esta, por ejemplo, es mucho más una supervivencia espiritual y creativa que de otra cosa. Pero lo que si que tienen en común ambas películas es que reflejan como las mujeres hemos tenido que buscarnos las artimañas para salir adelante en un mundo dominado por los hombres.
En la película hay mucho primeros planos que se centran en las miradas para ver lo que los personajes están sintiendo ¿Cómo fue el reto de mostrar una infinidad de sentimientos únicamente con la mirada?
Una de las cosas que más me gustan del cine es la posibilidad que tiene de mostrar los más mínimos detalles y, en esta ocasión, la de los primeros planos. La cámara puede acercarse lo suficiente a la mirada para ver los sentimientos que intentamos plasmar con los ojos. El reto de la cinta era mostrar ese viaje emocional y espiritual del personaje con esas miradas. Trabajé mucho con el director, Björn Runge, que en ningún momento tuvo dudas de que conseguiría mostrar esos sentimientos con las miradas. Así que eso también ayuda bastante a la hora de enfrentarte a un proyecto, que el director tenga fe ciega en ti.
¿Cómo fue el trabajo con Jonathan Pryce y como consiguieron esa química?
Desde el principio tuvimos mucha complicidad. La primera escena que rodamos fue la primera de la cinta, tal y como empieza esta película fue lo que rodamos lo primero. Respeto mucho a Jonathan como actor y, en especial, es que me daba mucha confianza, por eso creo que me lanzaba a todo lo que me propusiera Björn, Jonathan que me daba esa confianza para intentarlo. Conseguimos crear una relación en la que demostramos que las relaciones no son blancas o negras, sino que hay mucho más detrás, que hay muchos colores distintos, y eso solo se consigue a través de una confianza al máximo con el otro actor y con Jonathan era muy sencillo. Al final, mi personaje no quiere dejar todo atrás por todo lo que significa la pareja para ella, aunque parezca que el personaje de Jonathan se aprovecha de ella.
Has estado de gira con el musical de Sunset Boulevard y ahora realizas esta película pequeña ¿Quieres huir de las grandes superproducciones de Hollywood?
No lo he buscado de manera intencionada (risas). Lo que pasa es que en los últimos años no hay demasiados papeles buenos para mujeres de mi edad, y es complicado aparecer en ellos. Ahora estoy en conversaciones para realizar la adaptación junto con Ryan Murphy del musical de Sunset Boulevard para el cine… ¡Sorpresa! (risas). Al final, si la película y el papel me interesa, lo hago, tengo que pagar las facturas (risas). Pero lo que si que tengo claro es que no repetiría un papel que fuera idéntico emocionalmente a otro que haya interpretado.