Venganza fue una película sorpresa cuando se estreno en 2008, pues lo primero que nos chocaba era ver a Liam Neeson, (La lista de Schindler) repartiendo estopa en una producción de Luc Besson (Transporter). Cuatro años después nos llega esta continuación que según sus dirigentes ha tardado en llegar este tiempo porque querían contar una buena historia (¡Ja ja ja!). Venganza: Conexión Estambul se alza con un premio a peor secuela dentro de la historia de las secuelas.
La premisa de Venganza: Conexión Estambul no puede ser más simple, el padre de los secuestradores que mato Neeson en la primera entrega busca venganza. Señor Besson, por favor, no venga de sofisticado pues el argumento es más sencillo que el mecanismo de un chupete. La historia continua predeciblemente salvo por el detalle de que Maggie Grace (MS1: Máxima seguridad), que interpreta a la hija de Neeson, se esta sacando el carnet de conducir cual adolescente quinceañera, algo difícil de creer a estas alturas.
Olivier Megaton (Colombiana) no ha sido una buena elección para dirigir la cinta. No entiendo muy bien si ha sido por falta de presupuesto o por nulo talento, que muchas secuencias se quedan a medias, intentan ser espectaculares pero les falta fragmentación. Una secuencia tan interesante como la persecución en el taxi se queda coja a pesar de ser lo mas llamativo de la cinta. Luego abusa mucho de la repetición de planos y ambientes, algo que crea en el espectador una sensación de estar en un bucle.
Dentro del reparto hay que destacar a Liam Neeson por hacer la peor interpretación de su vida, da la sensación que no quería hacer la secuela. Neeson se limita a poner cara de aburrido y soso aun cuando le están torturando. Famke Janssen (Goldeneye) se limita a poner caritas y llorar, y Maggie Grace a veces parece una niña y otra un chica guerrera, por lo que tampoco nos termina de convencer. El villano de la función, el siempre interesante Rade Serbedzija (Eyes wide shut), esta como descolocado y desaprovechado, una pena.
En resumen, Venganza: Conexión Estambul parece el episodio piloto de una teleserie mala europea. La cinta da una sensación de pereza y abandono que se contagia a la platea. Aquellos que disfrutaron de Venganza deberían obviar su secuela, para así tener un mejor recuerdo de aquella.
Lo mejor: La persecución en el taxi, aunque le falte ritmo.
Lo peor: Liam Neeson parece que no tiene sangre a la hora de actuar en esta cinta.
Puntuación: 3/10
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