Ir al cine muchas veces sin saber nada de una película te puede deparar grandes sorpresas, decepciones o, por el contrario, indiferencia. Pero ya no te creas unas falsas expectativas que puedan hacer que el disfrute de la película sea de otra manera. Con Truman, la nueva película de Cesc Gay (Una pistola en cada mano), se puede decir que me genera indiferencia pero me parece una película pasable, amena y divertida viendo el tema que trata. Pero la verdad que la cinta, en algún tramo que otro, se hace pesada porque aunque no tiene altibajos, sí que tiene ciertos puntos que hacen tambalearse por momentos la cinta.
Truman, para gente que no sepa de qué va la cinta y sólo haya visto el tráiler, puede pensar que la película girará en torno al perro del mismo nombre y no se equivocarían. Pero no. La cinta toma otros derroteros más dramáticos y delicados, haciendo que exista esa sorpresa que no esperabas. Es ahí donde empieza a carburar la cinta y donde comienza a asentar las bases de lo que vamos a ver. Y lo que vamos a ver básicamente es como un hombre ha decidido no seguir viviendo porque se le ha diagnosticado una metástasis sin posible solución. Ya se echa por tierra toda la idea de que la película gira en torno al perro. Pero seguiríamos equivocados.
Estaríamos equivocados porque Truman, el perro, sería como una especie de simbolismo de aquello a lo que queremos aferrarnos y no queremos perder, en el fondo. Esto se ve en la película con el trabajo, la amistad, la familia o la vida. Truman es disfrutable por la cercanía y la naturalidad con la que Cesc Gay rueda y relata la historia. Primeros planos, conversaciones rodadas de manera dinámica. Todo esto lo controla a la perfección el director, pero no puede evitar que la cinta, aunque no decae, acabe siendo pesada porque repite situaciones en diferentes lugares. Haciendo parecer que la cinta no avanza o que en el fondo sabemos cómo va a acabar todo esto.
Pero lo mejor que le ha pasado al director es contar con dos monstruos de la interpretación como son Javier Cámara (Perdiendo el norte) y Ricardo Darín (Relatos salvajes). Los dos están apoteósicos y la química que desprenden es apabullante. Parece que de verdad no actúan, que se conocen desde hace muchísimo tiempo y que ya sabe por dónde va a salir uno u el otro. Pero quizás Darín este algo por encima interpretando a este enfermo de cáncer que solo quiere morir en paz y que adopten a su perro, Truman.
Truman es una cinta que sale airosa por los dos actores que tiene y por ciertos puntos dentro de la cinta, pero que aunque no aburre sí que llega a ser pesada en algunos tramos, más por las repeticiones de frases, momentos o situaciones, que por el propio guion en sí. Aun así es una cinta muy recomendable.
Lo mejor: Javier Cámara y Ricardo Darín.
Lo peor: Que puede hacerse pesada por repetición de situaciones.
Puntuación: 6/10