La segunda película del director Kike Maíllo (Eva) se esperaba con bastante expectación, pero Toro es un cúmulo de buenas ideas (no todas originales) mal ejecutadas, que desembocan en un producto que quería ser la obra de un autor y termina siendo un pastiche con aires comerciales que funciona a ratos, pero no termina de convencer en su conjunto. Al frente del reparto unos impecables Mario Casas (Palmeras en la nieve), Luis Tosar (El desconocido) y José Sacristán (Vulcania), secundados por una larga lista de caras conocidas.
Toro es el benjamín de tres hermanos ladronzuelos que trabajan para un mafioso en la Costa del Sol. Tras un golpe fallido Toro acaba en la cárcel y el hermano mayor «en el hoyo». 5 años después cuando Toro esta apunto de cumplir su condena y parece que todo va bien, el pasado regresa y pone todo en su contra. Esto es básicamente la premisa de Toro, una historia que de haber tenido una personalidad definida hubiera funcionado de maravilla. Quizá hubiera resultado un guión trillado, pero hubiera enganchado con la audiencia. El caso es que parece que quiere contar muchas historias y se queda en nada. Se da mayor importancia a personajes que no lo necesitan (el amigo de Tosar) y se descuidan los principales (la novia de Casas). Y del final mejor no hablamos pues es lo que termina un poco por lapidar la historia.
Maíllo conoce muy bien las reglas del juego e intenta copiar el estilo de Nicolas Winding Refn en muchos momentos de la cinta, pero le falta crueldad. Su imágenes en algunos momentos son casi hipnóticas, pero en las escenas de violencia se queda algo corto para una cinta como esta. Tampoco ayuda que casi todos las secuencias de acción no funcionen. Es como si estuvieran mal rodadas y peor montadas. Una pena pues había mucho potencial en todas ellas.
Sin embargo Toro tiene uno de los mejores villanos del cine actual. Es frío, complejo y, como buen andaluz, muy fan de la religión y las vírgenes. Si a todo esto le añadimos la interpretación de José Sacristán, ya no podemos poner ninguna objeción. Casas sigue creciendo como actor, aquí vuelve a demostrar que a “tipo duro” no le gana nadie en este país, y Tosar con su indumentaria (y pelo) hortera se mete al respetable en el bolsillo en la primera escena. Mención especial para José Manuel Poga (Miel de naranjas), uno de esos secundarios que tienen que tener todos las películas, capaz de impregnar misterio a un personaje aparentemente sencillo.
En resumen, Toro no es una película aburrida, pero es una historia sencilla que han querido complicarla para hacerla más atractiva, y se ha quedado en tierra de nadie. Tampoco ayuda que el tono de autor que se presenta en algunos momentos se queden en simples pinceladas. Quizá si hubieran ido a lo básico…
Lo mejor: Los actores y el personaje que encarna Sacristán.
Lo peor: Quiere ser una cinta de autor y termina siendo un «no sé que, que se yo…».
Puntuación: 4/10
Por fin tuve este fin de semana la oportunidad de ver «Toro» y la verdad que me encantó. Más allá de lo puramente técnico la película posee un fondo de historia espectacular. Muy recomendable para ir a ver al cine.