Ya está aquí Tierra prometida, lo nuevo de Gus Van Sant (El indomable Will Hunting). El director de Kentucky nos vuelve a ofrecer una pieza de su género favorito: el drama. Considero que este nuevo film no es de sus mejores películas, pero desde luego lleva en sí todo lo que el cineasta sabe aportar a sus films para que tengan ese toque tan particular y personal. Tras tratar en su filmografía temas como la prostitución, la homosexualidad, las drogas o la enfermedad, esta vez se lanza con la actual y dura crisis económica.
Tierra prometida nos habla de esas veces en las que las grandes empresas, los de arriba como se dice ahora, intentan aprovecharse de la delicada situación que viven algunas personas. No en las grandes ciudades ni en barrios marginales esta vez, si no en pueblos donde el empleo escasea y la agricultura no da para más. Muchas multinacionales petrolíferas, o extractoras de gas natural ofrecen ingentes cantidades ingentes de dinero por explotar terreno salvaje, y hacen las delicias de los oídos de muchos granjeros con tierras. Pero una vez más, y como suele pasar, no es oro todo lo que reluce. El film cuenta la historia de dos trabajadores de una empresa extractora de gas natural, que pasarán unos días en un pueblo americano para tratar de convencer a sus habitantes de que el explotar la tierra no es nada malo y que además, les aportará grandes riquezas. Sin embargo, los constantes acontecimientos harán que se replanteen la forma de actuar que están teniendo.
Me considero en parte fan de las historias que Gus Van Sant nos ha contado dirigiendo guiones ajenos a lo largo de su carrera. Me abatió con Restless, me emocionó con Mi nombre es Harvey Milk y El indomable Will Hunting, y hasta consiguió que le odiara con Gerry. Sin embargo, con Tierra prometida no ha hecho más que reafirmarme en la opinión de que aunque no despunte, es tan buen cineasta que sabe no tomar pretensiones, al igual que conoce donde están sus límites.
Además de la manera de contar este drama, nos deja planos maravillosos y secuencias dignas de mención. Eso, sin olvidar por supuesto el digno guión en el que se apoya, que ha sido escrito por el oscarizado Matt Damon (Contagio) y por John Krasinski (Una aventura extraordinaria) . No es quizás un guión excepcional, ni tampoco nada del otro mundo, pero sin duda tiene algún giro que sorprenderá al espectador, así como también es preciso mencionar que posee clichés muy machacados.
No me olvido de algo que le da el 50% de vida a la película, la música. Danny Elfman (Sombras tenebrosas) es el encargado de poner banda sonora a este drama rural, y como es natural en él, no falla.
En el reparto nos topamos con algunos actores de muy alto nivel. Principalmente su protagonista, Matt Damon. El tan reconocido actor vuelve a trabajar con Van Sant y otra vez ejerce su papel de buenazo. Le acompaña muy de cerca la chica Cohen, Frances McDormand (Fargo), que no se sale de su línea en la que nos ofrece muy buenas interpretaciones. John Krasinski y el veterano Hal Holbrook (Lincoln) aportan de forma discreta y en la medida de lo posible su granito de arena. El personaje de Holbrook desaparece durante un largo tramo de metraje, y eso no me ha gustado mucho. Rosemarie DeWitt (La extraña vida de Timothy Green) también aparece en el elenco con el rol de “chica de la peli”, pero obviamente, no muestra su mejor cara.
Lo mejor: Es una película modesta y ella misma lo sabe y se conforma. Tiene muy claro su objetivo, y va a contar lo que el espectador quiere oír.
Lo peor: Algunos momentos parecen demasiado forzados, y los personajes flotan por el film muy a su libre albedrío.
Puntuación: 6/10