Hay películas que nacen con una bendición. Ya sea por el guion que se ha escrito, quien la dirija o porque el cariño que se le ha puesto a esa película es especial. Creo que The florida project tiene todo eso junto. No es solo que Sean Baker (Tangerine) haya escrito y dirigido una película maravillosa, sino que le ha puesto el cariño que, por desgracia, muchas veces falta en el cine que viene del otro lado del charco. Así, The florida project es especial. Es especial porque cuenta una historia que muchas veces, casi siempre, Hollywood deja de lado. Es especial porque su elenco protagonista, desconocidos la gran mayoría de ellos, están en estado de gracia. Y es especial porque tiene a Brooklynn Prince, un descubrimiento único, mágico y lleno de carisma. Todo esto, junto a una historia que emociona, hace temblar y llorar, hacen que The florida project sea desde ya la mejor película del año. Estamos en febrero, pero creedme, esta película merece estar ahí arriba.
Puedes leer cualquier cosa sobre The florida project que al final romperá tus esquemas. Puedes saber que habla de la vida en un motel de carretera donde la vida cosiste en sobrevivir cada día, tener un trabajo que permita a tus hijos tener una vida decente y así día tras día. Y es que Sean Baker refleja la pobreza de una manera única. Estamos presenciando una comedia dramática, en donde sabemos que tarde o temprano nos tocarán el corazón y las lágrimas saldrán solas. Y The florida project lo hace, pero sin forzar. Estamos viendo las imágenes que se van sucediendo, riendo y disfrutando, hasta que la cinta gira hacía ese drama que está relatando. Y lo hace una manera tan especial y sin forzar que cuando te quieres dar cuenta estas llorando en la butaca, queriendo cruzar la pantalla para ayudar de alguna manera a esas familias y en especial a la de Moonee. Y es que The florida project es la visión de esa vida desde los ojos de una niña.
Moonee es la niña protagonista de la cinta, interpretada por Brooklynn Prince, y es la que nos hace participes de su historia en todo momento. Desde que arranca la cinta, en donde vemos a estos niños malhablados, sinvergüenzas y pícaros, hasta su final es su historia la que vivimos. Y os preguntaréis que tiene de especial ver esta historia a través de los ojos de los niños. Pues muy fácil: Al otro lado de la carretera se encuentra Disney World. Y es a través de ellos cuando vemos esa diferencia, en un lado la pobreza extrema, en el otro el mundo de los sueños que Disney World siempre lleva por bandera. Y es así, como Sean Baker nos traslada su drama, sus ganas de querer vivir la vida de la mejor manera posible, aunque al final siempre haya un halo oscuro, la ilusión de un niño jamás se pierde, y siempre encontrará el lado luminoso de las cosas, aunque ese algo luminoso esté más oculto que otra cosa. Y es Moonee la que nos ilumina la cara, la que nos hace reír, llorar, emocionarnos y tambalearnos en la butaca. Queremos cogerla y salvarla de ese mundo. Un mundo que, al otro lado de la carretera, se encuentra el mundo de los sueños, y que parecen tan fáciles de cumplir, pero no es así.
The florida project es emoción, es alegría, es tristeza, es romanticismo y es denuncia. Denuncia una situación que la podemos vivir incluso al girar nuestra propia esquina, la de todas esas familias que luchas por darles una vida mejor a sus hijos, una vida que quizás ellos no conocen. Es por eso que The florida project es especial, porque relata una situación que nosotros mismos hemos podido vivir, o que la vemos día a día. Sólo se le puede dar las gracias a Sean Baker por relatar así esta historia, por trasmitirla así y por querer hacernos participe de ello a través de Moonee. The florida project es maravillosa, magistral y directamente, la mejor película del año.
Lo mejor: Todo.
Lo peor: Nada.
Puntuación: 10/10