Seguramente sea muy atrevido decir que, después de tres temporadas donde parecía que la locura iba a impregnar por completo a The Boys, llegamos a una cuarta temporada donde nuestros personajes han madurado, todo está peor que nunca y no sabemos realmente como van a salir indemnes de lo que se viene encima. Pero lo bueno de The Boys es que es capaz de sorprender incluso cuando piensas que ya lo has visto todo dentro de su universo. Ya sorprendió con un spin off como fue Gen V que conseguía ampliar todavía más su rico universo. Pero esta cuarta temporada es más madura, es más centrada en unos personajes que ya no esconden por ningún lado que la situación les está sobrepasando y que, como he dicho al principio, no saben realmente que sucederá con ellos cuando quieran llevar a cabo ese plan que se lleva gestando desde la primera temporada: Acabar con los súper. The Boys sigue siendo, con diferencia, la mejor serie que se puede ver actualmente es las plataformas. No ha perdido nunca esa frescura que la hizo enorme y seguirá así hasta que sus creadores decidan darle la temporada final. Y nosotros encantados.
La cuarta temporada de The Boys sigue siendo igual de bestia que las anteriores, pero han conseguido equilibrar esa bestialidad con un saber hacer increíble. Ya The Boys no es esa serie sobre superhéroes donde la violencia estaba por encima de todo, ahora The Boys es esa serie de superhéroes donde la violencia está presente, pero importan los personajes que tenemos en pantalla. Seguramente muchos veían The Boys para ver hasta donde eran capaces de llegar con la violencia que impregnaba la serie, pero ahora esa violencia ha quedado relegada a algunos momentos, y son los momentos más íntimos entre los personajes los que mueven por completo esta temporada. Si, seguimos teniendo desmembramientos, seguimos teniendo litros de sangre y algunas cosas realmente locas (como el momento de las ovejas asesinas voladoras que ya se pudo ver en los trailers) pero es ahora los momentos más tranquilos, los momentos donde nuestros héroes pasan a solas, o acompañados, los que realmente importan. Donde vemos que es lo que realmente quieren conseguir más allá de terminar de una vez por todas con los súpers. Incluso personajes con los que jamás pudiéramos llegar a empatizar, conseguimos, aunque sea una pizca, llegar a entender que es lo que están buscando.
Y es que creo que llegar a poner a gente que se pensaba invencible en un estado de temor por que puede pasar en un futuro, es increíble. The Boys muy pocas veces se dejaba ver como una serie realmente hiciera que nuestros personajes tuvieran algo de temor, ya la temporada pasada dejaba ver algo así con Kimiko y Frenchie, pero ahora lo hacen todos los personajes, vemos a Carnicero que sigue siendo una bomba a punto de explotar, pero verle algo blando cuando habla de Ryan, vemos a Hughe que cada vez está más como un apaciguador de fuegos más que de provocarlos, una Starlight cada vez más apagada o a un Leche Materna que tiene que ejercer de líder y padre. Todo esto hace que vayamos sintiendo más por estos personajes y no queramos que les pase nada. En mi caso, del que escribe estas líneas, el personaje con el que siento todo esto es Kimiko. Es el personaje con el que más sufro, a pesar de que es prácticamente inmortal, pero la actuación de Karen Fukuhara es increíble a todos los niveles posibles. Y eso es algo de agradecer a series de este tamaño, que tengan espacio para todos y cada uno de los personajes, darles sus momentos y hacer que vayan creciendo poco a poco.
Y de esos personajes, tengo que decirlo, el que sigue siendo el rey absoluto de la función, y da igual las temporadas, es Patriota. Antony Starr sigue creando a un personaje único, un personaje que da miedo y que realmente sientes que no se puede hacer nada contra él. Es un personaje que ya no tiene ningún ápice de humanidad, ningún ápice de sentimientos, aunque tenga al lado a Ryan (su hijo) y pueda ser ese personaje que le canalice. No. Patriota será Patriota siempre, y eso es algo de agradecer. Últimamente también tenemos esa tendencia de poner a los villanos como héroes y que, cuando pasan ciertas temporadas, le veamos cambiar y unirse al lado bueno. Ya os digo que eso con Patriota no va a pasar en las temporadas que queden de The Boys. Además, los creadores saben la mina de oro que tienen con él y se nota en sus apariciones, en sus planos y en ciertos momentos ese gusto que tienen por el personaje más importante todo The Boys. Que difícil era hacer a Patriota y no caer en la caricatura y que bien lo hace Antony Starr. El resto sigue en su línea, que es estar de sobresaliente, en especial Karl Urban que quizás tiene en esta temporada sus momentos más especiales y que demuestran lo buen actor que es.
En definitiva, The Boys sigue siendo increíble y está creciendo en otros niveles. La locura y la acción más salvaje sigue presente, pero también estamos en una temporada donde nuestros personajes viven sus momentos más bajos y donde parece que es imposible salir bien parado. No se puede hablar más de la cuenta porque se puede caer rápidamente en el spoiler y fastidiar al espectador su experiencia, la cual debe ser como la que he vivido yo, descubrir todo según vamos viendo los capítulos. Hay cameos increíbles, personajes nuevos que van a hacer las delicias de los fans y, bueno, solo queda esperar unos años más hasta que veamos su quinta temporada ya anunciada. Larga vida a The Boys.