DC lleva un tiempo haciendo las cosas de una manera que parecía imposible cuando comenzaron a estrenar su propio universo cinematográfico. Después del pequeño fiasco que supuso la Liga de la justicia a nivel de recaudación (hizo dinero, pero no el que se esperaba), DC y Warner parece que decidieron cambiar ciertas cosas, dejar de lado en parte el universo unificado y centrarse en darle a sus personajes una historia propia que valiese la pena. Wonder Woman abrió la veda, Aquaman la continuó y ahora, Shazam!, sigue ese camino marcando su propio estilo, un estilo no muy alejado del cine de superhéroes de antaño, un cine que se centra más en ser divertido que en trascendental. Shazam! no quiere ser mejor que nadie, quiere ser el inicio de un superhéroe diferente, un superhéroe con cuerpo de adulto, pero espíritu de niño y, al igual que hace poco hizo El niño que pudo ser rey, nos hace recordar nuestros años más jóvenes queriendo ser un superhéroe. Llevo tiempo diciendo que DC debería olvidarse de intentar copiar a Marvel, por ahora parece que lo han conseguido y eso es algo que hay que celebrar.
Shazam! sorprende al ser una de las pocas películas de superhéroes que es capaz de hablar realmente de la familia. Siempre, en este cine, la familia es algo muy importante pero que se olvida por completo en la trama. Zack Snyder en El hombre de acero intentó hacer algo con ello, pero al final sucumbía al espectáculo más rocambolesco de todos. David F. Sandberg si que se interesa en todo momento en la familia. Desde el primer plano vemos como se molesta en moldear algo que al final estará en la personalidad de cada personaje y nos ayuda a entender mejor la motivación de todos ellos. Y lo que hace con este tema a mitad de película y que da un giro enorme en la trama es de agradecer, pues es complicado el riesgo que asume en una cinta donde todo lo que vemos parece que tiene que ir a un desenlace feliz, no digo de la trama principal, sino de un arco evolutivo del personaje. Con ese giro, al final, el significado de familia cobra más importancia.
Y también es valiente al querer contar, como he dicho antes, una historia de un niño que de la noche a la mañana se ve con la capa de superhéroe colgada en la espalda. Todos hemos sido, de pequeños, esos locos que soñábamos en ser un superhéroe poniéndonos una capa a la espalda y poniendo el ceño fruncido. Shazam! juega en esos momentos, en la de ponernos a un niño que de la noche a la mañana se convierte en un superhéroe. Con esto también rinde su tributo a Big, la cinta de Tom Hanks, en la que un niño se convertía en adulto comprobando como es ese mundo. Aquí no tenemos a Tom Hanks, tenemos a Zachary Levy, que borda el papel. Parece, como se dice ya habitualmente, que ha nacido para el papel. Desde el momento que aparece se nota que ha disfrutado dentro del personaje y nos hace participe de ello. También hay que alabar a los pequeños de la cinta: Asher Angel y Jack Dylan Grazer. Ellos son también parte importante de Shazam!
En definitiva, Shazam! es posiblemente una de la grande cintas de DC, no solo porque sepa cual es el tono que necesitaba este universo, sino también porque se atreve a poner en pantalla tramas o situaciones que son difícilmente visibles en películas de este nivel. David F. Sandberg ha sabido dotar al personaje de su estilo, e incluso le ha colocado algo de terror, y el resultado es satisfactorio. Ojalá más películas de superhéroes así.
Puntuación: 8