A sus 66 años Meryl Streep (Agosto) ya no tiene que demostrar nada. 3 Oscars y 16 nominaciones más la avalan para formar parte de cualquier película que ella quiera hacer. Ahora llega Ricki, una cinta que no sabe muy bien que nos quiere trasmitir, pero que funciona, y en gran parte gracias a que ahora, esta señora, se atreve a cantar canciones de U2, Canned Heat o Lady Gaga. Ricki no es un gran película pero es simpática, dinámica y entretiene.
Ricki es cajera de supermercado de día y cantante, de un grupo que versiona grandes canciones, en un tugurio todas las noches. Pero Ricki abandono a su marido y a sus tres hijos por perseguir el sueño de ser cantante, una meta que no llegó a conseguir. Ahora su ex marido le pide que regrese al hogar familiar para ayudar a su hija a pasar el trauma de un abandono conyugal. Este regreso al hogar hará que la vida libertina y jovial de Ricki se tambalee y quizá deba plantearse su futuro. El guión como apuntaba en la introducción fluye gracias a su maravilloso elenco actoral, pero la idea que nos quiere transmitir no queda muy clara. Al salir de la sala tenemos esa sensación de «me lo he pasado bien pero… ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué?». El guion viene firmado por la sobrevalorada Diablo Cody (Juno) y a pesar de su idea vacía, consigue conectar estupendamente con todas las audiencias gracias a la estupenda selección musical que abarca temas de hoy, ayer y siempre.
Ricki esta dirigida por un director de Oscar, Jonathan Demme (La boda de Rachel), quien últimamente estaba recluido en la televisión y documentales. Demme sabe muy bien lo que hace y la secuencias musicales tiene el ritmo de un videoclip cuidado y mimado. Se nota que el realizador neoyorkino ha tenido un pasado dirigiendo videos para Bruce Springsteen, Neil Young o The Pretenders. De emoción tampoco anda escaso y sabe como sacar partido del excelente elenco actoral. Atentos al momento final en la boda o a otro (minutos antes) en el que Ricki y su pareja deciden madurar.
Lo mejor de Ricki es su sensacional reparto. Meryl vuelve a demostrar que sabe cantar como los ángeles, y no solo en musicales como hizo en Into the Woods, sino que aquí se atreve (y sale victoriosa) a interpretar a los grandes como Bruce Springsteen, Tom Petty o Bono. Kevin Kline (Plan en Las Vegas), al igual que el resto del reparto, no se deja eclipsar por Streep y le da la replica perfectamente, no hubiera estado de más que tuviera un poquito más de papel. Su secuencia después de fumar un porro se nos hace corta. Quien parece heredar no solo la imagen sino el talento de la madre es Mamie Gummer (Efectos secundarios), hija de Streep. Esta tiene sus mejores momentos cuando grita a su madre y en la cena familiar, donde su mirada dice más que la palabras. Mención especial para el cantante metido actor Rick Springfield. El australiano es quizá el actor que más emocione y conecte con el publico, sin duda la sorpresa de la cinta.
En resumen, Ricki es la típica cinta que se hace porque a Meryl le apetece. Seguramente sin ella en la cinta, “otro gallo cantaría” (valga la redundancia). Streep reclama una nueva nominación y el publico se entretendrá, emocionará, incluso cantará, pero saldrá igual de vacío que entró.
Lo mejor: Meryl Streep y el resto del reparto.
Lo peor: No se entiende que nos quieren transmitir con esta historia.
Puntuación: 6/10