Tras estar unos años relegado a la realización de episodios para series de terror en televisión, el director Daniel Stamm (13 pecados) regresa a la gran pantalla con Reza por el diablo, un producto fallido, y poco original, de fácil digestión gracias a sus escasos 93 minutos de duración. Los televisivos Jacqueline Byers (Salvation) y Christian Navarro (Por trece razones), secundados por rostros conocidos como Colin Salmon (Nadie), Ben Cross (La última carta de amor) y Virginia Madsen (Candyman (2021)), son los héroes de esta función.
Una monja, que en su tierna infancia tuvo un encontronazo con el diablo, será la primera mujer en acudir a clases de exorcismo, un privilegio destinado solo a hombres. Durante sus estudios volverá a enfrentarse al maligno. Esta es la sencilla (y trillada) propuesta de Reza con el diablo, que a tenor de su ¿sorprendente? final parece más el piloto de una serie de televisión que una cinta para la gran pantalla.
Al igual que el guión, lo mismo ocurre con la dirección. El buen sabor de boca que dejó El último exorcismo, una de las últimas películas para cine de su director, no se ve reflejado en esta propuesta rutinaria donde los propios sustos siguen el patrón de infinidad de productos similares. Tampoco ayuda que las localizaciones sean tétricas por homologación. Un hospital y unas mazmorras son sus puntos fuertes.
No ayuda un reparto donde no brillan ni las viejas glorias de antaño. Byers se limita a poner cara de susto y clavar la mirada cuando algún fenómeno paranormal le acecha. El latino Navarro es “el macho ibérico” de la función, y así lo denota en las dos escenas de ¿acción? en las que tiene que lidiar. Y una pena que una estrella de antaño como Ben Cross se haya despedido de este mundo con este secundario tan plano.
En resumen, Reza por el diablo es un producto bastante malo que ha debido tener un presupuesto irrisorio pero que a tenor por las buenas cifras que ha cosechado en la taquilla americana y otra partes del planeta, amenaza con convertirse en franquicia. Esperemos que los siguientes capítulos sean más novedosos y puedan aportar algo al género. Reza por el diablo es un producto que ha estado dormitando en un cajón durante la pandemia y nadie se explica por qué no ha acabado en una plataforma, lugar donde quizá podía haber asustando a cualquier ingenuo.
Lo mejor: No aburre.
Lo peor: Es una cinta rutinaria desde el primer fotograma.
Puntuación: 2/10