Que Dios nos perdone: Thriller con alma

Se pueden decir muchas cosas de Que Dios nos perdone, que tira mucho hacía el estilo hollywoodiense, que se han visto películas muy parecidas e incluso que no aporta nada al género. Y la realidad es totalmente diferente. Que Dios nos perdone es uno de los mejores thrillers que se van a estrenar en una sala de cine durante este año y se convierte rápidamente en un clásico instantáneo del cine español. Rodrigo Sorogoyen, sorprendió hace unos años con Stockholm, una cinta pequeña, pero en donde ya apuntaba maneras. De la mano de su guionista de confianza, Isabel Peña, consiguen crear un thriller en donde la psicología de los personajes es la punta de lanza de una propuesta arriesgada, llena de momentos únicos y que al final te hace recapacitar sobre nuestro propio comportamiento. Una obra maestra.

Roberto Álamo en Que Dios nos perdone

Roberto Álamo en Que Dios nos perdone

Que Dios nos perdone puede ser un thriller convencional, pero tras la primera escena y un pequeño interrogatorio, nos damos cuenta de lo que realmente quiere hacer Rodrigo Sorogoyen con su película. No quiere contar la típica historia de dos policías buscan a un asesino, este les da esquinazo y al final lo atrapan. No. Rodrigo Sorogoyen ahonda por completo en la mentalidad y en la psicología de cada uno de ellos. Cuáles son sus miedos, sus fortalezas o su forma de ver la vida. Y, a medida que avanza, ese análisis de personajes, encubierto, hace que al final sepamos porque los personajes hacen lo que hacen. No deja nada sin atar, nada sin contar e incluso en los momentos más bajos de cada uno de ellos, la empatía que sentimos es tal, que incluso nos duele a nosotros su propio dolor.

Además, también se permite el lujo de dejar al espectador decidir si los buenos son tan buenos como parecen, unos policías que llevan sus medidas hasta un extremo en donde posiblemente sea muy complicado salir. Alfaro y Velarde, los dos inspectores, tienen más sombras que luces sobre ellos. Tanto dentro como fuera de su trabajo. Incluso antes de que el asesino entre en escena, nosotros mismos nos sabemos muy bien como posicionarnos ante ellos. Y es lo que realmente hace grande a Que Dios nos perdone, la fuerza que tiene de colocar al espectador sin saber muy bien que pensar de los supuestos “héroes” que protagonizan la cinta. Hay una secuencia que resume perfectamente esto, es una en la que están hablando Velarde y Alfaro y uno de le pregunta al otro: “Si te lo encuentras ¿lo matarías?”, a lo que responde uno, “Ya sabes lo que yo haría, ¿Y tú?”. Y se hace el silencio. Este momento tiene más psicología y matices que muchos de los thrillers que nos llegan de tierras lejanas.

Y es que, si de psicología anda bien la cinta, de tensión, suspense y acción no anda corta. Sorogoyen sabe muy bien que al público se le gana con una buena historia, pero para retenerle tiene que meter incentivos. Y esos incentivos son el suspense y la tensión de la cinta. Una tensión que va en aumento y que no te suelta ni siquiera cuando los títulos de crédito finales irrumpen en escena. Sorogoyen también se guarda toques de genio como planos secuencia que nos sobrecogen. Y todo ello con dos portentos de la interpretación como son Roberto Álamo (La gran familia española) y Antonio de la Torre (Tarde para la ira). Ambos forman una pareja excepcional y que hace que la cinta crezca en calidad. Su carácter, diferente, sus métodos de trabajo, su relación con la gente. Todo ello hace que las capas de cada personaje sean diferentes y lo llevan a un terreno que es muy difícil de superar. Unos auténticos portentos.

Antonio de la Torre y Roberto Álamo en Que Dios nos perdone

Antonio de la Torre y Roberto Álamo en Que Dios nos perdone

Que Dios nos perdone es, sin duda alguna, una de las mejores películas españolas del año. Es un thriller que ahonda en la psicología de los personajes de una manera única para llevarnos por un camino de misterio y tensión pocas veces visto. Sorogoyen ha venido para cambiar no el cine, pero sí para intentar que sea diferente y con un punto de vista muy particular. Que Dios nos perdone es magistral.

Lo mejor: El guion, las interpretaciones y como crea tensión.

Lo peor: El epílogo.

Puntuación: 9/10

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