Hace ya muchos años, cuando todavía existía en televisión el programa Megatrix, se emitía los fines de semana unos cuantos capítulos de Pesadillas. Pesadillas eran una serie de libros de terror y ciencia ficción adolescente que hicieron las delicias de todo el mundo. Después, la serie siguió el mismo camino. Y ahora, después de 23 años desde la publicación del primer libro llega Pesadillas, la adaptación cinematográfica. Bueno, adaptación no es, ya que no relata ninguna historia escrita por R.L. Stine, sino que se convierte en una especie de Jumanji pero con los libros de Pesadillas. El resultado es nostálgico, pero lejos de lo que cabría esperar.
Pesadillas es el Jumanji de ahora. Voy a razonar el argumento. Jumanji era un juego en donde si empezabas a jugar, no podías parar hasta terminar y, en medio de todo, cada tirada desataba algo sobre natural. Pesadillas es algo parecido. Aquí no hay un juego de mesa, pero si hay libros. Aquí los libros son el tablero y si se abren desatan al monstruo que hay dentro de ellos. Si se destroza el libro, la única forma de devolver a esos monstruos a su mundo es…escribiendo una nueva historia. Puede parecer que no es Jumanji y que me estoy tirando a la piscina, pero cuando la veáis lo descubriréis. Y es, gracias a que vi esto en ella, por lo que quizás la película me gustó algo más de lo que esperaba.
La película ha perdido el toque terrorífico de las novelas y de los libros. Aquí se ha optado por la comedia desenfrenada y la espectacularidad. Porque otra cosa no, pero la película espectacular es un rato. Todos los fuegos de artificio, monstruos y efectos están muy conseguidos dotando de espectacularidad a la cinta. Tiene momentos muy divertidos, como el ataque de los gnomos de jardín o la aparición de Slappy (el muñeco de ventrílocuo). Pero hacía el final se estanca un poco y comenzamos a saber cómo va a terminar todo o que sucederá. La película peca de simplona en muchos momentos. Y es ahí donde cae. Todo lo bueno que lo había hecho en su inicio, llega el momento de rematar y no lo hace.
Jack Black (The D Train) vuelve a demostrar que tiene un carisma como nadie y que él sólo es capaz de levantar la película cuando está en sus momentos más bajos. El resto son actores jóvenes pero que empiezan a hacerse un pequeño hueco en esto como son Dylan Minnette (Prisioneros) y Odeya Rush (La extraña vida de Timothy Green) que están decentes en sus papeles. En definitiva, Pesadillas es un remake encubierto de Jumanji, divertido y que no aburre, pero que tampoco consigue convencer del todo pues en su tramo final cae hacía lo simple y no arriesga.
Lo mejor: Jack Black y la nostalgia que despierta.
Lo peor: Que hacía el final cae en lo simple y arruina un poco la experiencia.
Puntuación: 6/10