Hay algo que nunca se le puede negar a Jim Jarmusch (Gimme Danger) y es su particular estilo a la hora de contar historias. Ya lo hizo en Dead Man o, más recientemente, en Sólo los amantes sobreviven. Ahora regresa para contarnos una historia sobre la vida, la monotonía, las aspiraciones en la vida y el amor en Paterson, una de las mejores películas del año (y es que el tramo final de año está siendo apabullante). Paterson no es más que un hombre corriente, que tiene una vida corriente y que le gusta tal y como es, no quiere cambios drásticos, aunque en el fondo sea su aspiración. Y entre poemas y versos vamos empatizando con un hombre que solo quiere ser feliz a su manera, dentro de una rutina diaria que parece condenar su vida. Magistral.
Jim Jarmusch juega con en Paterson con la repetición, con el círculo. Todo el metraje de la cinta se basa en repetir día a día las mismas situaciones, los mismos lugares, las mismas frases y el mismo terminar del día, como si fuera un círculo. El círculo se inicia en el lunes y va recorriendo la vida de Paterson hasta llegar otra vez al lunes, donde se cierra ese círculo y comienza otro. Así Jim Jarmusch narra una historia sobre la monotonía, sobre los hábitos de cada uno y de, más que vivir tu vida, ver lo que ocurre en la vida de otros. Y todo ello de una forma poética, pues Paterson es poesía hecha repetición. Durante todo el metraje, se nos superponen las pequeñas poesías que Paterson va escribiendo, relatando su día a día y el amor hacía su novia. Son estos momentos de intimidad en los que realmente Paterson se nota vivo, cuando habla de su pasión o escucha las conversaciones de las personas que suben a su autobús. El resto es todo monotonía.
Pero sin duda, de lo mejor de Paterson, son sus personajes casuales, esos que aparecen y desaparecen para romper un poco la monotonía y hacer que la vida de Paterson cobre algo más de sentido. Así, los diálogos que se escuchan en el autobús, la conversación con su compañero de autobuses y, sobre todo, las situaciones que se viven en el día a día en el bar donde va cada noche a tomarse una cerveza, un bar donde puede ser el que quiere ser y vivir situaciones que nunca se imaginaria. También las conversaciones con su novia, pero al final, son siempre las misma. Y es que todo esto está al servicio de unos actores en estado de gracia. Adam Driver (Star Wars: El despertar de la fuerza) se ha convertido en uno de los actores de moda. Y no es para menos. Su interpretación es sencillamente maravillosa, llena de capas y empatizando con el público de manera brillante. Y los secundarios están magistrales destacando a Golshifteh Farahani (Altamira) y Barry Shabaka Henley (Carrie).
Paterson es una de las mejores películas del año, y durante el metraje te das cuenta de ello, pero su epílogo es tan especial que hace que realmente salgas de la sala de cine con otra sensación, como si hubieras visto tu propia vida en pantalla. Jim Jarmusch ha hecho una película realmente brillante y llena de momentos únicos. Una auténtica maravilla.
Lo mejor: El guion, la dirección y las interpretaciones.
Lo peor: Que se la acuse de repetitiva, cuando busca eso.
Puntuación: 9/10