En España muchas veces se tiene miedo a enfrentarse a producciones altamente difíciles de llevar a cabo. Palmeras en la nieve es una de ellas. Es una película tan épica, tan emocional y tan necesaria que Fernando González Molina (Tengo ganas de ti) ha tardado cuatro años en sacarla adelante. Y el resultado es realmente maravilloso. Palmeras en la nieve te sumerge en su historia con unos personajes realmente especiales, bien desarrollados y que conseguirán que estés los 163 minutos mirando la pantalla y no quitar el ojo de la misma. Y es que, al hablar de una cinta con esa duración, es fácil pensar que habrá tramos aburrido o donde no pase nada, pero Fernando González Molina se deja todo el corazón para que en cada secuencia y cada minuto pase algo y la historia avance fluida y sin cansar. Palmeras en la nieve es emoción a flor de piel.
Palmeras en la nieve comienza con una secuencia que te deja entrever que lo que vas a ver en pantalla no va a ser fácil, que será una historia emotiva y llena de emoción, cuyo final no es apto para aquellos que busquen un final relativamente feliz. Palmeras en la nieve narra abiertamente la época de las colonias españolas en Guinea, cuando nos creíamos los amos del mundo. Luz Gabás, autora de la novela en la que se basa la película, a coescrito el guión junto a Sergio G. Sánchez (Lo imposible) y a respetado al 100% el material original, pero condensándolo ya que ahora estamos hablando de cine. Gabás en su novela dio una clase de historia sobre las colonias españolas en esa época y, como he dicho antes, nos creíamos los mejores del mundo hasta que eso se acabó con la independencia del país. Y todo esto está perfectamente integrado en la historia.
Palmeras en la nieve tiene fuerza, garra y mucho sentimiento. Es de esas películas que, al arrancar, lo hace de tal forma que te ha ganado. No es fácil decirle que no a Palmeras en la nieve. Su forma de sumergirte en la historia es con una dirección artística excelente, con unas interpretaciones prodigiosas y con una dirección sublime. Fernando González Molina sabe que ofrecer al público. Sabe cómo contar una historia y lo más importante, sabe que en una cinta tan larga no debe haber puntos muertos que puedan arruinarla. En todo momento Fernando muestra cosas importantes en pantalla y no deja que puedas quitar los ojos de la pantalla, y si no lo consigue ya se encarga de ello la emotiva historia de amor que envuelve Palmeras en la nieve. Mario Casas (Mi gran noche) y Berta Vázquez (Vis a Vis) consiguen hacer que su historia de amor traspase la pantalla y querrás saber en todo momento si acabarán juntos o tendrán un final trágico. Mario cada vez es mejor actor y en esta vuelve a demostrarlo.
Pero no todo son aciertos a la hora de adaptar la historia de Luz Gabás. La parte de Adriana Ugarte (Tiempo sin aire), que se desarrolla en el presente y es como la narradora, queda colgada y no encaja del todo bien en la historia, haciéndote ver que podría haber sido omitida. Eso sí, Adriana Ugarte está magnífica. De los secundarios destacan Daniel Grao (La mula), Alain Hernández (Ocho apellidos catalanes) y Macarena García (Blancanieves) que completan un triángulo amoroso, aunque Alain tiene en su personaje el detonante de muchas las miserias que viven los protagonistas. En definitiva, Palmeras en la nieve es una de las grandes películas españolas del año. Emociona y agarra tu corazón con puño de hierro y no lo suelta hasta el final de la proyección cuando acaba te quedas con la sensación de querer seguir viendo a estas Palmeras en la nieve. Maravillosa.
Lo mejor: Mario Casas y la dirección de Fernando González Molina.
Lo peor: Hay tramos que se podrían haber omitido y contar únicamente una historia.
Puntuación: 8/10