One Piece: ¡Al abordaje, nakama!

One Piece. El manga de los 106 volúmenes. El anime de los 1073 episodios. Para muchos, la mejor historia jamás contada. Para otros, una de las historias más sobrevaloradas jamás contada. Pero lo que es innegable es que One Piece tiene un hueco enorme en la cultura popular actual y, que alguna vez en la vida, hemos oído hablar de ella. Y es por eso por lo que sorprendía que nadie se atreviera a llevar las aventuras creadas por Eiichiró Oda a la acción real. Pero aquí estamos. Agosto de 2023. One Piece llega a Netflix en su acción real. Y una cosa voy a decir, dejad de lado cualquier reticencia que tengáis con la obra, dejad de lado ser los mayores fans de algo, dejad de lado batallas absurdas y disfrutad de una historia sobre la amistad, sobre perseguir los sueños y una historia de piratas tan clásica que hará que la sonrisa nunca se vaya del rostro. No puedo opinar sobre si la adaptación es muy fiel al manga, pues no he leído nada sobre la obra. Tampoco puedo decir mucho sobre su adaptación respecto al anime, pues he visto pocos capítulos de este. Por eso todo lo que voy a decir es partiendo de cero, sobre como la obra me ha hecho sentir, sobre como me ha puesto los pelos de punta en más de una ocasión y como, sin darme cuenta, me ha tenido con las lágrimas en los ojos. Tiene sus cosas que hacen que el ceño se frunza en alguna ocasión, pero yo me he convertido en un nakama más del Going Merry y de los Sombrero de paja.

Iñaki Godoy en One Piece

Iñaki Godoy en One Piece

One Piece tiene claro que va dedicado a sus fans, pero también a todos aquellos que no han leído un manga o visto un anime. Quiere que su historia sea global, que se entienda a la perfección y que enganche de la manera más natural posible. One Piece, dejando de lado todo lo sobrenatural y fuera de lo común que tiene, es una historia de piratas. Una historia de un grupo de piratas que quiere conseguir el mayor tesoro que se haya conocido jamás. Y de aquí vamos a ir conociendo a los diferentes miembros de la tripulación, sus aventuras, sus sueños y porque quieren encontrar el One Piece. Es más, su inicio me recuerda mucho al inicio de Piratas del Caribe: En el fin del mundo, con un tono un poco más sombrío, lleno de misterio y toda una legión de piratas queriendo conocer donde se esconde ese tesoro. De aquí la acción no decrece en ningún momento, se nota que Matt Owens y Steve Maeda conocen el material, que han estado horas debatiendo sobre que dejar o quitar del manga para hacerle perfecto para una serie de televisión en acción real. No hay que olvidar que Eiichiró Oda ha sido quien ha tenido siempre la ultima palabra en la toma de decisiones, pues quería que el material fuera lo más fiel posible a su obra. Y creo que lo han conseguido.

Y creo que en especial lo mejor que tiene One Piece es esa búsqueda de la aventura, de descubrir que hay más allá de lo que ofrece el mar, de ir todos a una a por el objetivo sin renunciar nunca de quienes somos. Creo que, aunque se nota la ambición que hay detrás de ella, One Piece quiere ser una clásica historia de piratas. Por eso las referencias a Piratas del Caribe, La isla de las cabezas cortadas e incluso un poco de The secret of Monkey Island son bastante claras. Y es que eso también se encuentra en la forma en la que la historia va siendo contada. Quizás en los primeros dos episodios las cosas van más rápido de lo esperado, pero después de esto, el ritmo sigue avanzando, pero se toma mucho más tiempo con los nuevos personajes, con las nuevos arcos que se abren. Esto da también un empaque para que el espectador vaya conectando con los personajes que va conociendo, se preocupe por ellos y al final la emoción salga a flotar. Y esto también se nota en la elección musical, cogiendo arreglos muy de las películas de piratas de los años 90 y dándoles la fuerza para enganchar a la gente en pleno 2023. Su tema principal es una delicia.

Mackenyu Arata, Emily Rudd y Taz Skylar en One Piece

Mackenyu Arata, Emily Rudd y Taz Skylar en One Piece

Y para trasmitir la emoción que decía antes, la elección que se ha hecho del cast ha sido tan acertada, cogiendo a gente que disfruta de la obra, sabe quienes son los personajes y han consiguen trasmitir la energía. Y es que todo el cast desprende una química increíble. Todos están increíbles, desde Iñaki Godoy hasta Peter Gadiot, que da vida a Shanks. Pero creo que los grandes descubrimientos, dentro del grupo de Luffy, son sin ninguna duda tres: Mackenyu Arata, Emily Rudd y Taz Skylar. El primero siendo Zoro. Roba cada una de las secuencias en las que aparece. Tiene personalidad, presencia y sus escenas de acción son las mejor rodadas de toda la serie. Increíble que hace poco le hayamos visto en Caballeros del Zodiaco. Emily Rudd coge el papel de Nami y rápidamente enamora a la audiencia. Su personaje es quizás el más misterioso y del que más queramos conocer. Ella sola se roba por completo los últimos episodios siendo una auténtica gozada todo lo que hace. Y el último, Taz Skylar, Sanji. Aparece casi al final, pero rápidamente se convierte en un personaje único, especial y del que es imposible no quedarte enganchado. Su relación con Zoro es de aplauso continuo. También me gustaría destacar a Aidan Scott como Helmeppo y a Morgan Davies como Koby. Y de los villanos, sin duda alguna me quedo con Jeff Ward en su papel de Buggy.

Pero claro, la adaptación de One Piece también tiene sus cosas que quizás hace que el ceño, como he dicho antes, quede fruncido. Y esto es, en muchas ocasiones el CGI o la toma de decisiones en cuanto a puesta en escena de alguna set pieces. Era difícil trasladar ciertas cosas a la acción real del manga, pero se ha conseguido a grandes rasgos, pero sabiendo el coste que ha tenido cada episodio de este live action hay momentos en los que los efectos digitales lucen un tanto fuera de tono o de lugar. Hay algún momento cuando Luffy lanza sus brazos que cantan o algún que otro decorado se nota que están dentro de un croma. Y en otras ocasiones, son algunas secuencias de acción que dejan mucho que desear o que podrían haber sido mucho más espectaculares. Y también hay maquillajes que dejan mucho que desear. Incluso trasformar a un humano en una especie de gato.

Colton Osorio y Peter Gadiot en One Piece

Colton Osorio y Peter Gadiot en One Piece

En definitiva, el live action de One Piece podría haber salido mal por muchos motivos, pero ha terminado saliendo bien. Muy bien diría yo. Quizás los más puristas consigan sacarle más cosas negativas, poner el grito en el cielo ante lo que están viendo y decir que no respetan el material original. Yo, sin saber casi nada de la obra, he disfrutado de una historia de piratas clásica, con sus cosas, pero que ha conseguido trasportarme a ese cine noventero donde importaba más la aventura en sí que la espectacularidad. Cuando termina el octavo episodio deja con muchas ganas de más. Ojalá más pronto que tarde una segunda temporada. Ahora, todos a la mar, a buscar el tesoro de Gold Roger en la Grand Line.

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