Hablar a estar alturas de Hirokazu Koreeda (Milagro) es hablar de una eminencia dentro de la cinematografía japonesa. Sus retratos intimistas de la vida familiar o costumbres japonesas han hecho que sus películas hayan sido aplaudidas y premiadas en los distintos festivales más importantes del mundo. Después de deslumbrar con De tal padre, tal hijo, el director regresa con Nuestra hermana pequeña, una cinta que sigue las pautas de su cine dentro del intimismo, la vida en familia y las costumbres de la región. Bonita, bien narrada y con toques sentimentales, Nuestra hermana pequeña es volver a ver al mejor Koreeda, pero con un solo problema, los 128 minutos de duración.
Nuestra hermana pequeña gira sobre la vida de tres hermanas, las cuales tienen que asistir al funeral de su padre, allí se encontrarán con la última hija que tuvo su padre. Invitada a vivir con ellas, esta hermana pequeña será una luz dentro de la monotonía, de la rutina y de una vida estancada para las tres hermanas. Koreeda es un director al que le gusta estar cerca de sus personajes, de lo que puedan trasmitir con poco y eso lo vuelve a conseguir aquí. Los primeros planos de los rostros de los protagonistas ayudan a entender por lo que pasan en la película. Por ello el director te va ganando. No te subraya que alguien está mal o bien, simplemente con un plano lo consigue. Y por no hablar de lo preciosista de su composición.
El cine japonés va dejando poco a poco ver que les gusta la estética en sus películas. Es por ello que en muchas ocasiones seamos testigos de planos generales de larga duración, pues quieren mostrar algo esencial. O un plano de un árbol moviéndose al son del viento que puede simbolizar el adiós de la edad. Lo bueno de Koreeda que es capaz de hacerlo sin caer en la pedantería. También es capaz de darle la vuelta a la tortilla a muchas situaciones o ir preparándote para algo malo que sabes que puede pasar (aquí ocurre con un ala de paliativos). Y te introduce temas que son difíciles de tratar: la pérdida de la infancia demasiado temprano, el reflejo de esa juventud en las nuevas generaciones o la madurez de las personas debido a situaciones extremas de la vida. Eso lo encontramos en Nuestra hermana pequeña. Pero claro, contar todo esto lleva su tiempo.
128 minutos son muchos minutos. Y más para un drama/comedia de ritmo pausado y sin grandes subidones. Puede llegar a hacerse pesada y perder el interés en esta historia. Este es el principal fallo de la cinta, la duración excesiva, porque el resto de la cinta se balancea en el notable. Hirokazu Koreeda vuelva a dejarnos una cinta intimista donde lo que más importa son los personajes y sus historias. Aquí no encontraréis algo diferente a su cine, y eso es lo bueno, que sigue regalando pequeñas grandes películas.
Lo mejor: La historia y la dirección de Koreeda.
Lo peor: Una duración excesiva que hace tambalearse la cinta.
Puntuación: 7/10