Tras el éxito de Ocho apellidos vascos, uno de sus guionistas, el también director Borja Cobega (No controles), se ha dado el capricho de escribir y dirigir su tercera película, Negociador. La cinta cuenta, libremente, las conversaciones que el gobierno mantuvo con el comando ETA entre 2005 y 2006 para llegar al fin de la lucha armada. Ramón Barea (Blancanieves) nos descubre que tiene un talento innato para la comedia, interpretando a este negociador que comparte cierto parecido con el presidente del Partido Socialista de Euskadi, Jesús Eguiguren.
Negociador cuenta los días en los que el representante de ETA y el del gobierno, se reunieron para llegar a un acuerdo. Aquí no solo se muestran las reuniones, sino también lo que hacen en su tiempo libre. El guion es sencillo y directo, es como para un cortometraje, de ahí que la cinta no dure más que 80 minutos. Tiene momentos graciosos, pero quien espere un festival de chistes y gracietas seguidos, mejor que escoja otra cinta de la cartelera.
Cobega se deja de tecnicismo y florituras, y se marca una película pequeñita donde premia el plano/contraplano. Solo la secuencia final parece que ha tenido algo más de fragmentación. Todo en Negociador, esta a merced del elenco de actores, algo a lo que Cobeaga ha sabido sacarle mucho partido.
Barea se confirma como un cómico excepcional. Su interpretación mezcla la gesticulación y el movimiento de los grandes genios del cine mudo como Buster Keaton con la simplicidad de Rowan Atkinson y su Mr. Bean. Atentos a los momentos con el móvil, alabables todos ellos. Negociador cuenta con colaboraciones de Carlos Areces (Los amantes pasajeros) y Secun de la Rosa (Pancho, el perro millonario). La escena en el restaurante, donde ambos se juntan con Barea es la más divertida de todo la cinta.
En resumen, Negociador no es una mala película, entretiene y no aburre. Pero cuando entras en una sala a ver una película del co guionista de Ocho apellidos vascos, el publico general va exigir muchas más risas y carcajadas, algo de lo que Negociador carece. Es una capricho que el director y guionista vasco se ha dado, y bien merecido que lo tiene después de haber arrasado con la película protagonizada por Dani Rovira, de la que muy pronto tendremos una secuela que permitirá a Cobeaga darse otro homenaje.
Lo mejor: Ramon Barea y la secuencia en el restaurante.
Lo peor: Da la sensación de que es un cortometraje.
Puntuación: 6/10
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