Men: De masculinidades tóxicas

Alex Garland es uno de mis directores fetiches. Todas y cada uno de los trabajos en los que ha estado involucrado me fascinan. Desde La playa hasta ese mastodóntico ejercicio de ciencia ficción que es Devs, la serie que desarrolló para FX. Garland siempre se ha caracterizado por sus inquietudes en la ciencia ficción, en las máquinas y en el ser humano como motor de sus historias. En cada una de ellas intenta mostrar algún comportamiento fuera de lo común, que desentona y que sirve a la vez como crítica. En Ex_Machina esto se puede ver en su crítica a todos esos genios que se creen superiores al resto y que viven en su propia burbuja. Ahora, después de cuatro años desde Aniquilación, Alex Garland regresa a la dirección con Men, una cinta donde pone en el centro del tablero la toxicidad masculina, el duelo amoroso y el poder superarlo. Para ello se rodea de Jessie Buckley (Estoy pensando en dejarlo) y de Rory Kinnear (Sin tiempo para morir) para contar una historia que deja, en parte, la ciencia ficción para meterse de lleno en el terror.

Rory Kinnear en Men

Rory Kinnear en Men

Men nos cuenta la historia de Harper, una mujer que decide pasar unas vacaciones aislada de todo después de un suceso. Lo que no sabe Harper es que en el pueblo donde se hospeda no tendrá la relajación que busca. Alex Garland sabe jugar perfectamente con el suspense en la cinta, con el terror y con esperar cualquier cosa en cualquier momento. Lo lleva todo a un extremo tan radical que muchas veces hace que lo que estamos viendo incomode. Y eso también lo consigue con el mensaje que lanza sobre la masculinidad tóxica, en donde todos los hombres que pasan en algún momento junto a Harper intentan algo. Men habla sobre esa toxicidad, de como siempre intentamos llevar la razón en todo, en intentar que el error sea el femenino y no reconocer los errores. De nuestro orgullo de hombre y de como convertimos ese miedo de perder al amor de nuestra vida en algo terrorífico. Men va escalando en cada fotograma en tensión, en terror e incomodidad, haciendo que nos replanteemos todo lo que nos está contando.

Y la forma en la que plantea que todos los hombres somos iguales lo hace haciendo que todos los hombres de la película, excepto uno, sea interpretado por Rory Kinnear, que da una lección de interpretación realmente espectacular. Esta forma de representación ayuda a la hora de poner cara a eso que está denunciando, a eso que quiere criticar y que mueve su película. Harper conoce a muchos hombre a lo largo de la cinta, pero todos con el mismo rosto y que cada uno, a su manera, intentarán algo con ella. Jessie Buckley consigue una interpretación memorable, llena de pequeños matices que hacen crecer el relato. Todos, al fin y al cabo, empatizamos con ella y con lo que quiere conseguir en su exilio, pero que no la dejan hacerlo. Al final, cuando la acción dramática y terrorífica se desata, Garland también se desata en un clímax tan espectacular como incomodo. Y es que al igual que pasaba con Madre!, de Darren Aronofsky, es una cinta no apta para todos.

Jessie Buckley en Men

Jessie Buckley en Men

Men, de Alex Garland, es una cinta que mantendrá la tensión del espectador hasta el final, que le hará replantearse las cosas que está viendo y pondrán en incomodidad a más de uno. Una cinta que habla sobre la masculinidad tóxica, del arrepentimiento e incluso del amor, pero del amor en su forma más tóxica. Todo eso es Men, de Alex Garland, una cinta que sigue haciendo que el director siga creciendo y expandiendo su propio universo.

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