Megalodón: Gamberrada sin gancho

Megalodón tiene un problema bastante grande: Es calificación PG-13. Esto quiere decir que todos pueden ir a verla sin problema, bueno, los más pequeños acompañados de un adulto. Y esto lo que hace es que la cinta esté “cortada” en violencia, en sangre y en gamberrismo. Una película sobre un tiburón gigante que arrasa con todo lo que hay en su camino no pide que cuando come se corte el plano, pide que se vea como muerde, como sangra su victima y así hasta el final. Es cierto que alguna de esas hay, pero son algo light. Tiburón tampoco era R, pero en los tiempos que corrían entonces había sangre, era de terror y Steven Spielberg consiguió una de las mejores películas de todos los tiempos. Megalodón ha sucumbido ante los tiempos de querer conseguir lo máximo de recaudación por encima de ofrecer algo alocada, salvaje y sangriento. Al menos tiene un par de escenas de aplausos, por lo demás es olvidable.

El megalodón en Megalodón

El megalodón en Megalodón

Cuando tienes en tu película a Jason Statham (Fast & Furious 8), lo único que le pides a la historia es que el actor se enfrente de manera demencial al Megalodón. De esos momentos hay uno en la película, pero por lo demás no tiene nada de fuerza. En todo momento te preparan para el posible enfrentamiento, se ven las caras en alguna que otra ocasión, pero nunca de manera que te haga levantarte del asiento, aplaudir y gritar. Proyecto Rampage podría ser todo lo que se quiera, pero era consciente en todo momento de lo que ofrecía: Monstruos gigantes contra Dwayne Jonhson. Megalodón en muchos momentos no es consciente de lo que tiene que ser. Se torna en ocasiones demasiado seria, no se ríe de sí misma y en ciertos tramos, aburre. Y si una película que tiene un tiburón de 23 metros en pantalla, aburre, algo se está haciendo mal.

Todos sabíamos que el guion no sería para tirar cohetes, que sería más plano que un vinilo, que los personajes evolucionarían a brochazos y que la acción sería bestial. Pero lo único que pedíamos eran dos horas de alocada acción, del Megalodón destrozando puertos, barcos, comiendo gente… y hasta casi el final de la misma no vemos nada de eso. Esto son cosas que se podrían mejorar. Pero bueno, al final algo bueno tiene que tener Megalodón: Sus referencias. A nadie se engaña cuando se dice que Megalodón tiene a Tiburón en la cima de las referencias. Tiene planos idénticos, momentos bajo el mar que no hacen más que recordar a la obra maestra de Spielberg y, aunque tampoco soy fan, tiene algún momento a Tiburón 2 que hará las delicias de los espectadores. Además, Jason Statham está bien, impone su presencia y aporta algo de ritmo a la cinta.

El megalodón y Jason Statham en Megalodón

El megalodón y Jason Statham en Megalodón

Si decimos que Megalodón es una decepción no engañamos a nadie. También si decimos que es película de verano de consumo rápido, palomitas y aire acondicionado, tampoco. Así que pueden saltársela o ir a verla por echarse unas risas, que eso también es de agradecer, pero Megalodón es decepcionante al no explotar todo el potencial que podría tener en otras manos, unas que la hubieran permitido ser R, ser violenta y sangrienta. Porque para traer de vuelta a un animal extinto para cuatro mordiscos, pues mejor haberlo dejado extinto.

Lo mejor: Lo momentos alocados.

Lo peor: Que debería haber sido una auténtica loca brutalidad.

Puntuación: 5/10

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