Mil veces hemos visto la historia de dos hermanos, uno policía y el otro delincuente, mezclando ley y familia con un resultado tan dramático como inevitable, algo que, sin ir más lejos James Gray, coguionista y productor del filme ya analizó en La noche es nuestra. Y Lazos de sangre, remake del filme francés de 2008 Les liens du sang, no es probablemente la mejor de ellas, porque le falta mucha fuerza. Quizá se quedó por el camino en los 17 minutos que se han recortado desde que se mostró la película en el Festival de Cannes de 2013 y la versión que ha llegado a las salas, muy modestamente en Estados Unidos hace ya un año y ahora en España casi dos años después de que se viera por primera vez. Eso ya hace intuir que la película está lejos de ser perfecta.
Pero en realidad Lazos de sangre está también demasiado lejos de ser una mala película que merezca un olvido tan prolongado y unas perspectivas tan negativas. ¿Tan mal está la industria del cine que es imposible encontrar la forma de estrenar y publicitar un thriller más que correctamente ambientado en el Nueva York de los años 70 y protagonizado por Billy Crudup (Watchmen), Clive Owen (Intruders), Zoe Saldana (Guardianes de la galaxia), Marion Cotillard (Dos días, una noche), Mila Kunis (El destino de Júpiter) y James Caan (Desmadre de padre)? Es una pena que la respuesta sea tan pesimista, porque películas mucho peores que esta, incluso de este género y con similitudes en su planteamiento y en su desarrollo, han gozado de mejor suerte que Lazos de sangre. Y eso que lo primero que se puede decir de ella es que se notan esos 17 minutos que se han perdido por el camino.
La película tiene una factura tan clásica que casi parece rodada en la década en la que está ambientada. Eso, por si alguien lo duda, es un elogio. Su director, Guillaume Caunet (No se lo digas a nadie) no pierde la cabeza ni siquiera en una persecución automovilística por las calles de Nueva York, en la que muy bien podría haberse transformado en un director demasiado moderno para el tono que requería la película. Esa pausa, el sobresaliente trabajo de ambientación y el reparto hacen que el filme se sostenga con muchísima dignidad. No se puede evitar la sensación de que todo es algo ya visto, desde la escena de la boda y su celebración a la tensa Navidad que vive la familia pasando por un final que, sin innovar demasiado, sí llega a implicar al espectador. Pero es igualmente obligado destacar que hay fluidez suficiente en el relato como para mantener el interés.
Es verdad que Caunet se deja llevar en exceso por el buen hacer de su reparto, incluso sin elegir demasiado bien a veces cuando utilizar el plano-contraplano, y que probablemente con menos acierto en el casting la película habría merecido menos elogios. Pero entre Cudrup, Owen, Cotillard, Saldana y Kunis se crea un formidable juego de miradas que sustituye con enorme facilidad a los diálogos. La intensidad de todos ellos, también la de Caan, es francamente elogiable. Pero como la película se vuelca en la relación de los dos hermanos, el policía Cudrup y el delincuente Owen, los demás personajes quedan algo malparados. Sobre todo, y eso es algo demasiado común en este tipo de cine, los femeninos, que acaban quedando en un injusto segundo plano, algo que también sufre Lili Taylor (Expediente Warren) que interpreta a la tercera hermana de la familia.
Lo más negativo en la factura de Lazos de sangre, al menos lo más visible, es que no hay un manejo demasiado hábil del tiempo (¿otra consecuencia de esos 17 minutos perdidos?) y eso lleva a que por momentos se abuse de la casualidad (especialmente en la media hora final) o incluso de la capacidad del espectador para rellenar los huecos con demasiada imaginación, algo a lamentar precisamente porque el único flashback que hay en el filme es una piedra angular en su construcción. En todo caso, eso no mancha un muy atractivo punto de partida, unos personajes principales muy bien construidos y la notable satisfacción de construir un buen thriller en una época formidable para narrar una historia así, expandiendo el eterno conflicto emocional entre dos hermanos antagónicos y la forma en que eso afecta a todas las personas que les rodean. La familia es la familia. Y eso, en el cine, es algo que siempre tiene su atractivo.
Puntuación: 6/10