Last Christmas: La Scrooge del Londres contemporáneo

Espíritu navideño, comedia romántica, chica protagonista superando enfermedad y canciones de George Michael. El cóctel está claro desde el principio. La subida de azúcar será considerable. Luego con todos estos ingredientes tildar a la película de moñada está de más, uno sabía a lo que venía. De hecho, con todo este mejunje, uno podría haber esperado algo muchísimo más almibarado y Last Christmas se eleva como una comedia mucho más solvente de lo que alumbraba su primer feedback, inteligente en su aproximación a las trilladas historias de estas fechas festivas y divertidísima en su vertiente humorística, especial aplauso merece Emma Thompson por su doble triunfo como guionista y actriz de reparto, un papel desternillante.

Emilia Clarke en Last Christmas

Emilia Clarke en Last Christmas

Last Christmas es una revisitación de Un cuento de Navidad de Charles Dickens con Kate (Emilia Clarke), una protagonista muy Bridget Jones, en plan Scrooge. Trabaja, disfrazada de elfo de Santa Claus, en una tienda dedicada a los adornos navideños que abre todo el año. Su sueño es ser actriz de musicales en el West End, por tanto, su trabajo la condena a una rutina más o menos feliz y podría tangencialmente odiar la Navidad. Sin embargo, el destino (una caca de pájaro) le pone a Tom ante sus narices, un joven apuesto que le redescubrirá su ciudad y le mostrará otra óptica para afrontar su porvenir, desde relacionarse mejor con sus allegados a ser mucho más compasiva y menos egocéntrica. El viaje de Kate durante estas semanas previas a Nochebuena es un viraje hacia el buenismo, un aprendizaje como el del relato original dickensiano, un purgatorio para encontrar una versión mejor de ella misma.

El principal problema de Last Christmas es un cambio de tercio muy brusco que, en realidad, es el epicentro de la historia desde buen principio y literalmente aparece en la archiconocida canción de George Michael que da título a la cinta, pero no por ello resulta menos embarazoso ni rocambolesco. Es un salto de tiburón arriesgado, pero la película logra caer de pie, una vez cruzado este escollo, en el que acertadamente no se recrea y seguidamente el guion escrito por Emma Thompson y la novel Bryony Kimmings alza el vuelo de nuevo en su discurso moralizante, pero reconfortante y en la faceta del humor británico más inteligente. Hay incluso, metido con evidente calzador como ese reportaje en televisión sin ton ni son, una crítica hacia el Brexit y la bravuconería de sus defensores. ¿Serán todos ellos unos Scrooge que deberían recibir la visita de un ángel de la guarda que los guíe por el buen camino?

Emilia Clarke es la elfo disfrazada que, sin darse cuenta, está encarrilando su vida junto a su nuevo ligue, el perfecto don juan Tom. La protagonista de la serie Juego de tronos ofrece su mejor interpretación en el cine con una luminosa y divertida Kate que le permite manejarse tanto en comedia como en drama con mucha solvencia. Su parteniere, Henry Golding, derrocha carisma en un personaje más simpático que interesante; este actor de origen malasio va camino de convertirse en el heredero de Hugh Grant tras los éxitos de Crazy Rich Asians y Un pequeño favor. Ahora bien, si hay algún miembro del elenco a destacar por encima del resto es Emma Thompson, su rol de madre de la protagonista es un bombón para lucirse en un papel muy caricaturesco en el que deleita con sus dotes en el plano humorístico.

Emilia Clarke y Henry Golding en Last Christmas

Emilia Clarke y Henry Golding en Last Christmas

Si compras el pastel, del que, en el fondo, uno está avisado desde buen principio, Last Christmas es muy disfrutable; sobre todo, muy divertida cuando más desarrolla su vertiente de comedia de enredos y gamberra. Un bálsamo que requiere un salto de fe en determinado momento, pero que uno compra invadido por el espíritu navideño y la honestidad de una propuesta entrañable y graciosa.

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