Producida por Enrique Cerezo (Drácula 3D) nos llega la ultima locura del aclamado director Álex de la Iglesia (800 Balas) titulada Las brujas de Zugarramurdi. Mario Casas (Tengo ganas de ti) y Hugo Silva (El cuerpo) encabezan un reparto de grandes figuras del cine español. Al igual que las ultimas cintas del directo vizcaíno, Las brujas de Zugarramurdi es un producto interesante, bien cocinado, pero que al final, el mismo se convierte en su propio lastre y deja de interesar.
Las brujas de Zugarramurdi cuenta la historia de dos ladrones con muy poca cabeza que roban un “compro oro” y deciden huir ha Francia en el mismo taxi que han asaltado para fugarse del robo. De camino a Francia tropezarán en el pueblo de Zugarramurdi, donde habitan unas brujas con un diabólico plan. En dicho robo a uno de los asaltantes le acompañaba su hijo, que casualmente es la pieza clave del plan de las brujas. El guion tiene muchos personajes, casi todos muy bien desarrollados, pero el problema radica en que la historia finalmente “se le va de madre” por querer hacer el más difícil todavía. Todo el sarcasmo y la critica que tiene durante sus primeros 50 minutos se va diluyendo en los 50 minutos siguiente, donde premia una acción sin sentido, que llega a cansar. Ese sarcasmo inicial unido al genero de comedia con tintes terroríficos, y criaturas de por medio, recuerdan a cintas de Mariano Ozores como El liguero mágico, pero con algo más de pedigrí y obviando el tema político de aquella época. Atentos a la frase lapidaria de Terele Pávez (Café solo o con ellas), “A mi me dan miedo los hijos de puta”, tiene cierto tufillo sonoro a me dan miedo los comunistas o cualquier otra partido político de los años ochenta, pero que hoy no quedaría bien dicho.
De la Iglesia es un director con un sentido de la acción muy directo. A pesar de llegar a cansar con el uso de la cámara en mano, hay que felicitarle por el estupendo ritmo que marca en la película, en especial en sus primeros minutos. El atraco al “compro oro” es una delicia, y un comienzo a la americana como pocas veces se ve en una cinta española. Tiros, violencia, persecución, frases ingeniosas… todo funciona a la perfección. Lastima que el final de la cinta se vea lastrado por efectos digitales, que añadido a la historia, dejan de interesarnos. Mención especial para esos homenajes que se me marca a Los Goonies e Indiana Jones y el templo maldito entre otros.
Hugo Silva esta muy gracioso y consigue el aplauso del publico, pero Mario Casas no termina de cuajar, no resulta simpático del todo y mucho menos violento y visceral, se queda bastante lejos de lo que podría haber sido un papel memorable. Jaime Ordóñez (Niñ@s) esta muy bien durante la primera parte pero luego, al igual que su personaje, se pierde en la mar de secundarios que habitan en la cinta. Dentro de las brujas hay que destacar a Terele Pávez con un papel muy desagradable a la par que desternillante. De la larga lista de secundarios destacaremos a Javier Botet (MAMÁ), cachondísimo en un papel que contrasta mucho con las criaturas que suele interpretar, Santiago Segura (La chispa de la vida) dando vida a una bruja un tanto pija, y Enrique Villén (Holmes & Watson. Madrid Days) en un papel que mezcla al tonto del pueblo con el ayudante de laboratorio.
En resumen, Las brujas de Zugarramurdi tiene lo mejor y lo peor de Álex de la Iglesia. Podía haber sido el blockbuster español que este año necesitábamos, pero no, al final se complica la cosa, con homenaje a El hombre de mimbre incluido. A la salida de la sala, el boca-oreja no ayudara en nada a la cinta a pesar de tener a dos de los actores más guapos de este país en el poster.
Lo mejor: Su primeros 50 minutos
Lo peor: Su segundos 50 minutos
Puntuación: 5/10
Sin comentarios
Trackbacks/Pingbacks