Los biopics. Ese tipo de cine donde lo más interesante que hay es ver todos los trapos sucios que se le pueden sacar a los protagonistas. Ese cine donde sabes en cada momento lo que va a pasar y como va a pasar. Ese cine sin demasiado interés pero que por cosas de magia siempre consigue unas recaudaciones pasmosas. Ahora le ha tocado el turno al biopic de Errol Flynn con La última aventura de Robin Hood, una cinta sin demasiados alicientes, donde únicamente destaca el papel de Kevin Klein (Plan en las Vegas) como Flynn y el de Susan Sarandon (Pacto de silencio) como la madre protectora de la última conquista del actor.
La última aventura de Robin Hood gira entorno a la última conquista del popular actor. Esa conquista no es otra que una joven aspirante actriz de unos quince años que seduce al actor, bueno, seduce, la ve pasar y se queda prendado. Es entonces cuando comienzan una relación amorosa lejos de los titulares, ya que anteriormente Flynn tuvo problemas con la autoridad por estar con chicas más jóvenes. Y será esta chica la última que vea con vida al actor.
La cinta sigue todos los procedimientos típicos del biopic. Fechas anunciando en que año estamos, cambios bruscos de escenario buscando la historia que nos interesa contar y actores que están correctos en su papel, papeles que casi siempre acaban en alabanzas. Pero el principal problema que tiene la cinta es que no me interesa demasiado la vida de Errol Flynn. Tampoco ha sido alguien que cambiara el mundo o algo parecido. Es un biopic insulso donde lo único que se busca es un poco el morbo por la turbia historia que se cuenta detrás. Además, todas las acciones o muchas de ellas están forzadas hasta decir basta, dando la sensación de querer hilar sea como sea.
La cinta aburre, todo hay que decirlo. Aburre porque nunca encuentra el tono que le quiere dar a la cinta. Tienen momentos cómicos, momentos dramáticos, momentos románticos e incluso momentos de investigaciones policiales. Un batiburrillo que en muchas ocasiones me recordó a esa cosa llamada Grace de Mónaco. Quizás lo poco que se salva de la cinta sea la interpretación de Kevin Klein como Errol Flynn. Klein tiene incluso cierto parecido físico con el actor, algo que ayuda mucho a creerte al personaje. Todas las escenas en las que aparece el actor aumentan la calidad de la cinta, al igual que Susan Sarandon, que aunque su papel sea menor, aquí si que consigue convencer. Dakota Fanning (La saga Crepúsculo: Amanecer – Parte 2) lo intenta pero no convence, y todos sus movimientos parecen robotizados.
En definitiva, La última aventura de Robin Hood es una película hecha por y para los morbosos. No cuenta nada que me pueda atraer de la vida de Errol Flynn e intenta en algún momento hacer parecidos con joyas como Lolita, pero claro, lejos de la calidad de esta. Aburrida y sin demasiada chispa.
Lo mejor: Kevin Klein y Susan Sarandon.
Lo peor: Aburre y no cuenta nada interesante.
Puntuación: 3/10
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