Hace un año, Jonás Trueba (Los ilusos) presentó una película que hizo sobre la marcha con unos amigos cuando hacía un viaje. Aquella, llamada Los exiliados románticos, consiguió conquistarme gracias a su naturalidad sus diálogos inteligentes y que el tema conseguía tocarme de cerca. Con La reconquista el cineasta ha querido forzar demasiado esa naturalidad y ha conseguido que lo natural se haya convertido en diálogos fríos, pretenciosos y de una artificialidad difícil de ver. Jonás Trueba no encuentra el ritmo que necesita y, cuando lo hace, es demasiado tarde para levantar ya la película. La verborrea pedante de la cinta hace que aburra, se haga larga y deje con la sensación de si Jonás Trueba se ha quedado anclado en un cine que pide, quizás, una evolución. La reconquista es una decepción enorme.
La reconquista plantea la situación de que pasaría cuando una pareja que, después de romper la relación hace quince años, volviera a quedar. Ese tema, el del recuentro de la eterna pareja enamorada, que podría haber dado un juego tremendo se queda en agua de borraja cuando el cineasta comienza a poner en pantalla situaciones que difícilmente podrían darse en la vida real ¿Desde cuándo se lleva una carta de amor de hace quince años al reencuentro? ¿Desde cuándo se habla de una forma tan pedante y pretenciosa en las citas? Y lo peor ¿Desde cuándo se acepta a ir a conciertos del padre de la ex para hacerla compañía? Quizás viva en el antiguo modo de ver las cosas, pero no sé, la naturalidad de la situación real me pediría irme de allí sin mirar atrás. Pero a Jonás Trueba parece que ese amor le gusta y le agrada. Y quizás hubiera funcionado, pero no de la forma de narrarlo y de plasmarlo en pantalla.
Jonás Trueba se gusta tanto que nos regala incluso un concierto de tres canciones (unos veinte minutos de película) del padre de la ex en donde todo lo que vemos nos importa poco, lo que oímos no nos interesa y lo que sugiere la razón es irse de allí. Y cuando Trueba parece que entra en sí, es demasiado tarde, cuando quiere arreglarlo la cinta ya no despega y el poco aire que toma se esfuma en la parte final de la cinta, donde si consigue cierta naturalidad, pero la pedante verborrea de los personajes hace que salgamos de nuevo y miremos el reloj esperando que la cinta no se alargue demasiado más. Ese pequeño aire lo toma cuando Aura Garrido (Vulcania). Esta chica desprende naturalidad y buenas formas, ya lo demostró en Stockholm una cinta que si sabe tratar mejor la relación de pareja. El elenco, visto lo visto, se siente incómodo en su papel y muchas frases más que de una persona normal parece que salen de un libro científico sobre algo. Destacar a Francesco Carril (Los ilusos) e Itsaso Arana (Las altas presiones). Pero sin más.
La reconquista podría ser fácilmente la gran decepción el año. Después de Los exiliados románticos había muchas esperanzas puestas en la vuelta de Jonas Trueba, pero viendo el resultado final la verdad es que la decepción es mayúscula. En lugar de la naturalidad característica del cine de Trueba, nos encontramos una cinta de naturalidad artificial, donde todo está impuesto por algo y no por que salga solo. Jonás Trueba tenía una historia con mucho potencial, lo malo es que no ha sabido darle sentido a todo lo que tenía en mente y eso ha hecho que termine siendo pedante. Mala.
Lo mejor: Las escenas de Aura Garrido.
Lo peor: El guion es malo y los diálogos son muy artificiales.
Puntuación: 2/10