Hace 19 años que no teníamos oportunidad de ver a la realizadora australiana Jocelyn Moorhouse (Donde reside el amor) sentada en la silla de dirección. Después de dirigir en 1997 Heredarás la tierra ha participado como productora y guionista en algunas de las películas dirigidas por su marido P.J. Hogan (La boda de Muriel). La modista supone su cuarta película como directora y un nuevo título que añadir en su lista de guiones escritos (en este caso, adaptado). La modista está basada en la novela homónima de Rosalie Ham y está protagonizada por Kate Winslet (La serie Divergente: Insurgente), que obtuvo un Globo de Oro en la pasada edición por su interpretación en Steve Jobs. Entre el resto del reparto encontramos a actores como Liam Hemsworth (Los juegos del hambre: Sinsajo – Parte 2), Judy Davis (El extraordinario viaje de T.S. Spivet) y Hugo Weaving (El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos).
La película comienza cuando vemos llegar a Myrtle «Tilly» Dunnage (Winslet) a su pequeño y polvoriento pueblo llamado Dungatar. Una vez que baja del coche y deja su maleta en el suelo, se enciende un cigarrillo y, al ritmo de una música típica de películas de vaqueros, murmura «estoy de vuelta, cabrones». Habrá algunos que, con este inicio, piensen que están ante un western feminista moderno, pero para nada es así, porque la película cambia como unas veinte veces y no solo de género sino también de ritmo antes de que lleguen los ansiados créditos finales. Lo único que Moorhouse ha conseguido con esto es que La modista, una película de la que podría haberse sacado mucho más partido, se quede en una irregular historia sin definición propia.
Con La modista, Moorhouse vuelve a su tierra natal (Australia) para rodar una especie de western-comedia-drama-thriller-romance: todo un compendio de géneros cargado de excentricidad e ironía en lo que resulta ser, para mi gusto, un filme demasiado largo y con tramas narrativas bastante innecesarias, que según avanza va adquiriendo tintes de cine negro en el que la venganza se acaba convirtiendo en la razón de ser de la cinta. Aún así la película rebosa energía por los cuatro costados, contiene toques de humor que consiguen hacer reír y su extrema rareza logra mantenernos atentos a los acontecimientos, aunque sea para observar lo estúpido que puede llegar a ser el ser humano.
En cuanto a lo interpretativo se refiere, menos mal que están Kate Winslet, Judy Davis y Hugo Weaving para defender con dignidad la parte dramática del filme, porque en lo que es la parte del romance, la directora consigue cargarse todo atisbo de credibilidad al elegir a Liam Hemsworth como el Adonis de la historia que consigue seducir a la protagonista. Con una buena definición de personajes en general, hay que destacar la labor de Judi Davis, que evita, en gran medida, que la película acabe siendo un desastre. La actriz sabe meterse a la perfección en el papel de una mujer enferma de la memoria, ya que no puede (o no quiere) recordar, pero cuando por fin recuerda se convierte en una especie de loca que confunde a su hija con la peor de las asesinas. Finalmente, este personaje vuelve a transformarse y da paso a la madre coraje que todos querríamos tener. Su evolución es impresionante y Davis logra manejarse en las diferentes etapas con comodidad y soltura. Al final resulta ser el principal reclamo humorístico real (junto con Weaving) de esta cinta.
Teniendo en cuenta el título, no es de extrañar que el trabajo de las diseñadoras de vestuario Marion Boyce (Cocodrilo Dundee en Los Angeles) y Margot Wilson (La carretera) llamen la atención positivamente, ya que con los vestidos de Tilly obtienen un fuerte y acertado contraste con respecto a los colores apagados de las antiguas ropas que hasta el momento llevaban las mujeres de Dungatar.
En resumen, La modista pretende ser un cuento descarado y absurdo sobre un escándalo sucedido en una pequeño pueblo. Su tono irregular desorienta por completo pero el trepidante ritmo de la trama asegurará que no nos terminemos aburriendo.
Lo mejor: Judy Davis, Hugo Weaving y Kate Winslet.
Lo peor: El romance, así como ciertas partes de la historia, carecen de interés.
Puntuación: 5/10