La horca: Pánico escénico

El género de bajo presupuesto de terror acuñando la técnica del “found footage” empieza a cansar. Muestra del agotamiento de la formula es La horca, un relato infumable que añadido a esta destreza consigue que sus 81 minutos se hagan insoportables. Malos actores, malos directores y peor historia son los ingredientes de una de las películas más malas y aburridas del año.

Reese Mishler en La horca

Reese Mishler en La horca

Estamos en 1993 y una cámara de video 8 es testigo de como en la representación teatral de La horca, uno de los alumnos que interpreta a uno de los protagonista fallece ahorcado sin motivo aparente. 20 años después unos morbosos alumnos deciden representar dicha obra en el mismo instituto. Ni que decir tiene que esto será su perdición. Esta sencilla y trillada premisa es el punto de partida de La horca, un guion aburrido y previsible que no aporta nada nuevo al genero. Ni siquiera el villano de la función (con un disfraz de saldo) es atrayente, y menos aún la explicación final a dicho embolado. Del epilogó final les hablo otro día, pues se acerca más a un episodio de La hora Chanante que a una cinta de horror.

Cien mil dólares de presupuesto no justifican que se usen los trucos de terror más añejos de la historia del cine, trucos que ya no resultan efectistas. Dejar caer la cámara a los pies para al levantarla sorprendernos con algo o girar la cámara de izquierda a derecha hasta que algo nos sorprenden, son dos de los trucos de los que más abusan los directores debutantes Travis Cluff y Chris Lofing (quienes también firma el abominable guión). También abusan mucho de planos de puertas, es decir, subjetivos de una mano abriendo una puerta. Es tal el abuso de este plano, que la cinta debería titularse «Las puertas» en vez de La horca. Tampoco ayuda mucho que el instituto sea tan amplio que cuente hasta con un área oculta cerrada a los alumnos, que estos descubre porque sí, y es donde hay un ¿sorprendente? giro de guión.

Cassidy Gifford, Pfeifer Brown y Reese Mishler en La horca

Cassidy Gifford, Pfeifer Brown y Reese Mishler en La horca

El casting esta formado por dos “guapazas” con sugerentes escotes y dos “chulazos” con cara de bobos. Todos son actores amateur que no trasmiten nada, lo mismo nos da que vivan o mueran. Bueno, quizá Ryan Shoos resulte más insoportable que el resto, y sí nos apetece que le hagan desaparecer de escena lo antes posible. Sorprende que durante los primeros minutos se presenten varios personajes más (algunos dándolos mucha importancia) para luego no sacarles durante el resto del metraje. Esto lo llamo «rellenar metraje sin necesidad», pero claro, si la película es corta y mala, el publico se puede amotinar, y Travis y Chris no quieren eso.

En resumen, La horca es una película que debería ir directamente al mercado domestico, y dejar hueco a otras que no llegan ni a estrenarse. Es otra producción de Blumhouse (los mismos de perlas como Ouija o Eliminado), hecha con cuatro perras, que a nada recaude un millón de dólares a nivel mundial, ya se considera un éxito y tendremos otra secuela que sufrir.

Lo mejor: Los sugerentes escotes de las dos protagonistas.

Lo peor: Todo

Puntuación: 1/10

Ficha artística y técnica

USA. Título original: The gallows. Dirección y guion: Travis Cluff y Chris Lofing. Interpretes: Cassidy Gifford (Cassidy Spilker), Ryan Shoos (Ryan Shoos), Reese Mishler (Reese Houser), Pfeifer Brown (Pfeifer Ross). Producción: Jason Blum, Travis Cluff, Benjamin Forkner, Chris Lofing y Dean Schnider. Música: Zach Lemmon. Fotografía: Ed Lukas. Montaje: Chris Lofing. Diseño de producción: Stephanie Hass, Marc Hatwig y Jennifer Sullivan. Vestuario: Jessica Peter y Nicki Stewart.

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