La casa Gucci: Excesos, acentos y malas imitaciones

Tras el buen sabor de boca que dejó con El último duelo, Ridley Scott (Alien: Covenant) regresa este mismo año con una segunda cinta también inspirada en hechos reales. La casa Gucci es una recreación en imágenes de la vida y “milagros” de la familia más controvertida de la moda internacional. A ratos comedia (intencionada o no) y a ratos drama intenso La casa Gucci es una película irregular que se excede en todos los aspectos, pero especialmente en su duración (157 minutos). Lady Gaga (Ha nacido una estrella) encabeza un cartel de grandes estrellas de ayer, hoy y siempre como Adam Driver (Annette), Jared Leto (La Liga de la Justicia de Zack Snyder), Al Pacino (Érase una vez en… Hollywood), Jeremy Irons (Gorrión rojo) y Salma Hayek (Eternals), que rivalizan por ver quien exagera más su acento italiano.

Lady Gaga y Adam Driver en La casa Gucci

Lady Gaga y Adam Driver en La casa Gucci

La casa Gucci cuenta la historia de cómo una mujer, con mucha ambición de poder, consiguió casarse con uno de los herederos de Gucci, y como esta desestabilizó una familia, un tanto peculiar, hasta el punto de crear un ambiente malsano y absurdo donde hay cavidad para las traiciones y un asesinato. Esta es básicamente la premisa argumental de este culebrón que como comedia parece que funciona mejor que como drama, pero el tema es si esa comedia es intencionada o no. Y es que hay momentos absurdos (todo lo que acontece en el primer acto) que hace que la historia fluya estupendamente pero cuando llegan las traiciones en el segundo acto, la película intenta ponerse seria y no le funciona, y se vuelve algo repetitiva. El tercer acto vuelve a retomar un poco ese tono absurdo (llega a recordar a Yo, Tonya en lo que a la planificación del asesinato se refiere) pero hay una secuencia tan dramáticamente importante que resta bastante divertimento a todo el conjunto.

Scott dirige este culebrón de sobremesa con demasiados excesos. Hay que reconocerle que a sus casi 84 años desprende una vitalidad asombrosa e intenta convertir La casa Gucci en su propio Lobo de Wall Street (salvando las distancias). Pero esas exageraciones de música pop de la época mezclandola en algunos momentos con temas operísticos (que pretender dar un aire de conspiración y mafia al asunto) terminan chirriando. Al igual que le ocurre cuando pretende convertir en chiste el momento más dramático de la cinta (atentos al portero con el bate, ahí lo dejo). Si toda la cinta hubiera sido una hipérbole, como Scorsese hizo con la vida de Jordan Belfort, nos hubiéramos encontrado con otra gran obra del director inglés, pero no ha sabido manejar la mezcla de géneros y eso le termina pasando factura. Una vez más no sabes si todo es pretendido o se convierte en comedia por casualidad.

Jared Leto en La casa Gucci

Jared Leto en La casa Gucci

La reina de la función es Lady Gaga. Se nota que disfruta interpretando a esta estrafalaria “choni” que busca a toda costa quedarse con el imperio de la firma italiana. Es muy consciente del producto en el que está y es por ello que da rienda suelta a un histrionismo maravilloso. Es muy posible que ello le consiga una nominación al Globo de Oro a mejor actriz de comedia (el Oscar va ser más complicado). Al igual que ella, Pacino y Leto disfrutan de sus personajes envueltos en pelucas y maquillajes imposible pero muy bien puestos (aquí si hay nominación asegurada para el departamento de maquillaje y peluquería), y es muy posible que Leto también rasque una nominación en los Globos de oro, ya que está adorable. Quizá el que más se toma en serio su papel es Driver, algo que no le sienta mal a la cinta pero no está en la sintonía loca del resto del elenco.

En resumen, La casa Gucci es un despropósito muy divertido en muchos momentos. Es una película que si no se llega a tomar en serio en ningún momento podría haber sido una de las comedias de la temporada. Pero cuando terminas de verla tienes una sensación extraña, algo así como si todo el humor que desprende no fuera intencionado y te hubieras están echando unas buenas risas con una muy mala película. Y 157 minuto son excesivos para una buena comedia

Lo mejor: Si no te la tomas en serio, su primera hora es muy divertida.

Lo peor: Sus 157 minutos se hacen interminables.

Puntuación: 4/10

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