Kubo y las dos cuerdas mágicas: El valor de las historias

En los últimos años el cine se ha encontrado con un bloqueo muy grande a la hora de intentar sacar adelante historias nuevas, originales, de esas que emocionan y consiguen llegar al corazón. Por suerte hay un estudio que aún cree en la fuerza de las historias, de las emociones y de transportar al público a otro estado, un estado donde las palabras se quedan cortas para describir lo que se ha sentido. Kubo y las dos cuerdas mágicas es la obra maestra de un estudio, Laika, que quizás no tenga el reconocimiento que se merece. Laika ha conseguido llevar su cine de animación a otro nivel, a otra dimensión, con películas que se preocupan en contar una historia. Y la mejor manera de hacerlo es con esta Kubo y las dos cuerdas mágicas, donde aventura, misterio, acción, magia e incluso terror. Kubo y las dos cuerdas mágicas es una montaña rusa de emociones que consiguen emocionar y salir del cine con sensaciones únicas.

Art Parkinson y Matthew McConaughey en Kubo y las dos cuerdas mágicas

Art Parkinson y Matthew McConaughey en Kubo y las dos cuerdas mágicas

Kubo y las dos cuerdas mágicas se sustenta en las historias. En narrar una buena historia. Y que nosotros nos demos cuenta que esas historias son las personales, las de cada uno de nosotros. Que nosotros hagamos de nuestra vida una historia, la que queramos y que nadie sea capaz de hacernos perder la esperanza en nuestra historia. Kubo y las dos cuerdas mágicas es una historia de recuerdos, de no olvidarnos nunca de nada ni nadie, pues esos recuerdos son las historias más bonitas que tenemos a nuestro alcance. Ya qué, por mucho que pueda costar, los recuerdos nos acompañarán siempre. Kubo y las dos cuerdas mágicas además sabe dotar de sentimiento a una cinta que se mueve como pez en el agua entre el drama y la comedia y, aunque al final remarque demasiado su mensaje final, es una cinta que invita a la esperanza.

Laika sabe que cada proyecto que saca adelante es una oportunidad de demostrar que ellos también saben en esto de animar. Desde Los mundos de Coraline, el estudio ha ido creciendo tanto en historias como en la animación stop motion que utilizan. Poco a poco han ido puliendo sus historias, han ido recreando mundos singulares y personajes únicos que han hecho que sus historias cobraran vida y pareciesen casi reales. Y en la animación ya han dado un paso más allá, han sido capaces de unir el stop motion con el CGI haciendo que en pantalla todo parezca uno. Kubo y las dos cuerdas mágicas es espectacularmente bonita. Así sin más. La animación es fluida y dinámica y, cuando la unimos a los efectos especiales, la cosa cobra otro sentido. Las luces, las sombras, los colores de los personajes, la magia, etc… todo ello se convierte en algo más dentro de la historia.

Charlize Theron en Kubo y las dos cuerdas mágicas

Charlize Theron en Kubo y las dos cuerdas mágicas

Y los personajes. Todo y cada uno de ellos respira un aura única, cada uno es diferente del anterior y en ninguna de sus películas repite un patrón concreto con los personajes. Quizás con los chicos protagonistas, por eso de ser inquietos y querer descubrir todo por ellos mismo. En las voces (en su versión original) encontramos a Charlize Theron (Mad Max: Furia en la carretera), Matthew McConaughey (Interstellar), Ralph Fiennes (¡Ave, César!), Rooney Mara (Carol) y como Kubo, Art Parkinson (San Andrés). Todos ellos haciendo un trabajo formidable en las voces de los personajes y dotándoles todavía más de una personalidad única y especial.

Kubo y las dos cuerdas mágicas es una obra maestra de principio a fin. Es, además, un hito de la animación realizada en stop motion. Es una película imprescindible para todos aquellos amantes de las buenas historias y que sepan apreciar una cuando la ven. Kubo y las cuerdas mágicas es cine del pasado pero modernizado, ese cine que quería historias en lugar de cifras. Ese cine que hacía emocionar a niños como adultos. Una obra imprescindible.

Lo mejor: Todo. Desde la animación hasta el guion y los personajes.

Lo peor: Quizás el remarcar demasiado el final.

Puntuación: 9/10

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