Ha nacido una estrella: La búsqueda de lo invisible

Se pueden valorar las obras de diferentes maneras. Se puede decir que algunas son obras maestras, otras que son buenas o malas y también se pueden valorar por el impacto que dejan en el espectador. Ha nacido una estrella podría catalogarse en muchas de ellas. Desde que podría ser una obra maestra, hasta que deja en el espectador una marca difícil de borrar en mucho tiempo. Ha nacido una estrella podría moverse en lo espectacular de sus números musicales, en la relación entre Bradley Cooper y Lady Gaga o en mantener un tono y un ritmo durante su metraje. Pero creo que lo que hace realmente diferente a la cinta es como Bradley Cooper sabe manejar la historia en los pequeños gestos, en aquellos invisibles que no se ven: Una cabeza agachada, la búsqueda de ambos personajes de un lugar donde refugiarse y escapar o en simplemente detenerse en una conversación, en los silencios y en los gritos ahogados que pueden acompañarnos en su tercer acto. Ha nacido una estrella emociona al espectador sin necesidad de forzar nada, solo con las miradas de nuestros protagonistas. Ha nacido una estrella es una de las grandes joyas del séptimo arte.

Bradley Cooper en Ha nacido una estrella

Bradley Cooper en Ha nacido una estrella

En ocasiones, hay muchas películas que consiguen llegan al espectador forzando situaciones o poniendo a los personajes contra las cuerdas. Ha nacido una estrella transita en lo natural, transita en espontaneidad y en barras de bar. En lugares comunes que todos conocemos, en personajes que podemos relacionar con nuestro día a día, personas que buscan su lugar en el mundo y que han nacido para algo más importante que lo que están haciendo hasta ahora. La cinta junta todo eso en un cóctel que huye de los clichés y les da la vuelta para evitarlos y ser algo nuevo. Todos podemos esperar que nuestros protagonistas acaben juntos, ya sea por quererlos nosotros mismos, por repetición de las anteriores versiones o porque entre diálogo y diálogo vemos esos gestos que nos dan las claves de la relación. Todo ello en una simple conversación fuera de un 24 horas. Bradley Cooper demuestra que su primera película no lo parece, que parece que lleva tras las cámaras una vida entera, sabe mover la cámara y colocarla en donde tiene que estar, no abusa de recursos fáciles y se arriesga en más de una ocasión con movimientos de experto. En especial tiene un plano que dejará helado al espectador, por sencillo y duro a la vez.

Además, sabe jugar con su guion. Sabe que muchos pueden saberse la historia de principio a fin por las versiones anteriores, pero se guarda más de una sorpresa bajo la mangan que hará las delicias de los espectadores. Es un guion que sabe ir rápido cuando debe y dotar de pausa cuando debe. Su primera hora es un espectáculo en lo audiovisual. Vamos pasando por momentos realmente mágicos, entre conciertos a todo trapo, entre la trastienda de un restaurante y en los camerinos de un bar de carretera. Después, cuando ya tiene al espectador en su mano, el guion ralentiza, nos muestra lo bueno y lo malo de la fama, de las envidias, del querer ser superior y el no saber parar a tiempo. Todo eso hasta desembocar en su final, un final que te suelta de golpe y solo llegas a escuchar la voz de Lady Gaga de fondo. Y bien ha sabido como enganchar también al público poniendo a uno de los iconos pop, una Lady Gaga espectacular, al frente de todo.

Lady Gaga demuestra que en lo suyo, romper cada escenario al que sube con su voz, no hay nadie igual. En la cinta lo demuestra cada vez que interpreta un tema, quizás más cómoda en las canciones donde solo es cantar que cuando tiene que tener una coreografía detrás. Su momento de La vie en Rose y cuando interpreta por primera vez Shallow es algo que el espectador no olvidará en mucho tiempo. En especial esta última, con una letra, una interpretación y una música que conseguirán que los espectadores comiencen a aplaudir como locos. Bradley Cooper es el otro gran espectáculo de la cinta, posiblemente su mejor trabajo hasta la fecha. Él es el contrapunto perfecto a Gaga. Los dos, además, tienen una química maravillosa en pantalla y en todo momento te crees que están juntos y lo que les pase a ellos te pasa a ti. Y cuando interpretan alguno de los temas de la cinta, todo explota y el espectáculo se apodera del relato. Y es que la banda sonora que tiene Ha nacido una estrella es tan buena que asusta en ocasiones, en especial en las canciones originales que tiene.

Bradley Copper y Lady Gaga en Ha nacido una estrella

Bradley Copper y Lady Gaga en Ha nacido una estrella

Ha nacido una estrella es un clásico instantáneo. Desde el momento en que empiezan a sonar los acordes de la primera canción que se interpreta en la cinta sabes que estás ante algo diferente, ante una película única. Bradley Cooper demuestra tener tablas a la hora de rodar la cinta y Lady Gaga de ser capaz de llevar el peso de esta. Es una película que busca lo mejor de ella en los momentos íntimos, en lo invisible, en aquello que el ojo muchas veces no repara. Una maravilla de principio a fin.

Puntuación: 10/10

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