Tras recaudar casi 1300 millones de dólares a nivel global, Disney no iba a perder la oportunidad de seguir explotando a su nueva “princesa” y después de 6 años llega a nuestra pantalla Frozen II secuela directa de Frozen: El reino del hielo, que vuelve a contar con los mismos directores: Chris Buck y Jennifer Lee, y con el mismo (e imprescindible) elenco de voces Kristen Bell (Veronica Mars), Idina Menzel (Glee) y Josh Gad (Angry Birds 2: La película).
Frozen II indaga un poco más en los orígenes de los poderes de Elsa mientras que también nos cuenta el posible futuro de Anna. No es una cinta novedosa en su historia pero cumple para el público al que principalmente va dirigido. Es verdad que la estructura de guión es prácticamente la misma que la de la primera entrega. La protagonistas de niñas, el conflicto, la separación, la unión y el clímax. Es decir los responsables del libreto han ido a lo seguro. Es verdad que esta nueva entrega tiene varias canciones interesantes pero ninguna llega al Suéltalo de la primera entrega. Ninguna de ellas conseguirá el efecto popular que consiguió aquella.
En el aspecto técnico Disney vuelve a sorprender con una herramienta que consigue el agua sea lo más real posible. Algo que ya pudimos apreciar en la cinta de Pixar Toy Story 4, pero aquí es Elsa quien se encarga, mediante sus poderes, en demostrar de lo que es capaz el nuevo software de la casa del ratón. También hay que apuntar que el vestido que luce Elsa desde que descubre sus poderes (y desde que el espectador descubre el ¿sorprendente? giro argumental) es sencillamente espectacular. Un diseño que luce un realismo impactante y que seguramente se convierta en el regalo estrella esta navidades. Y atentos al caballo que monta esta, otro juguete que será muy solicitado en las próximos regalos de Papá Noel o Reyes Magos.
Una vez más los aplausos se los vuelve a llevar el indiscreto muñeco de nieve Olaf, esta vez empeñado en llamar mayores al resto de personajes y presumir de su “cultura”. Se echa de menos algunos chistes más entre Kristoff y su reno, aquí relegados a un segundo plano y casi a repetir el misma broma durante todo el metraje. Una vez más Elsa y su soledad volverá a dar que hablar entre el público más adulto, aquel que ve en ella el reflejo del cambio del tiempo y a una princesa que no necesita ser rescatada.
En resumen, Frozen II es un secuela que cumple sin aburrir al respetable. No inventa la pólvora, parece que pretende contar algo más adulto (quizá sí, quizá no, según con los ojos que lo queramos mirar), pero a grandes rasgos es una secuela que pretende reventar la taquilla y hacerse un hueco en las cestas de regalos de Navidad.
Lo mejor: Elsa dando rienda suelta a sus poderes sobre el agua.
Lo peor: No hay ninguna canción que se vaya a convertir en “pelotazo”
Puntuación: 6/10