Fast & Furious X: La «meme» película

La locura, el exceso y desenfreno se han apoderado de esta franquicia que parece va entornando hacía su fin. Fast & Furious X es la primera parte de una dupla (o eso es lo que se pretende originalmente) que dará fin a una saga que comenzó hace más de 20 años, como un remake de Le llaman Bodhi y ha ido degenerando en una fantasía circense donde las carreras de coches y los dilemas morales y éticos son lo menos. El director Louis Leterrier (Agente contrainteligente) es el encargado de poner en imágenes este divertido esperpento encabezado una vez más por el “alma mater” de la saga Vin Diesel (Guardianes de la Galaxia Vol. 3) y a la que ahora se incorpora un histriónico Jason Momoa (Dune) y una mamporrera Brie Larson (Vengadores: Endgame).

Esta nueva entrega sigue expandiendo la trama absurda que se comenzó en Fast & Furious 8 y aquí, haciendo un punto de inflexión, nos trae a un villano que, como por arte de magia, estaba omnipresentemente en Fast & Furious 5 (posiblemente la mejor cinta de la saga). Es decir, vuelve a usar el truco de la anterior entrega para sacarse más personajes de la manga, y si son interpretados por estrellas, para atraer a las masas, mejor que mejor. Este villano viene con intención de vengarse de “La Familia” y como se las sabes todas, se adelanta en todos los movimientos. Toretto y los suyos (todos, incluso vuelven a resucitar muertos como ya ocurrió también en Fast & Furious 9) intentarán pararle los pies. ¿lo conseguirán? Para ello tendremos que esperar al siguiente capítulo, ya que este episodio no cierra ninguna línea argumental (si es que las hay). Perder al guionista Chris Morgan (¡Shazam! La furia de los dioses ) es lo peor que le pudo pasar a este franquicia. Él era capaz de dar un poco de pedigrí al asunto.

Leterrier se encarga de este episodio como bien puede. El director francés, padre cinematográfico de Transporter, heredó esta entrega cuando Justin Lin (Star Trek: Más allá), director de varios episodios, decidió abandonar la saga por “diferencias creativas”. La persecución en Roma y el clímax final son pura fantasía del cine de acción y coches. Louise también es capaz de rendir homenajes a los mejores momentos de la saga como ese prólogo con el hijo de Diesel en el parking, que recuerda a la cinta original, o esa secuencia en la autopista que parece una versión 2.0 de la vista en Fast & Furious 6.

Momoa es el roba planos del film. Cada vez que sale en pantalla es para que le aplaudamos. Y es que el actor hawaiano está pasado de vueltas. Es muy consciente de en el tipo de producto que se ha embarcado y se lo pasa de lujo. Y es que la saga ha derivado en el “meme” audiovisual e interpretativo. En esta saga siempre ha habido frases lapidarias pero en este capítulo es constante, una detrás de otra. Hay un momento entre Momoa y Diesel en Brasil donde el diálogo integro está formado este tipo de frases. Sobre el resto del reparto, apuntar que salvo estrellas consagradas como Helen Mirren (1923), se limitan a poner cara de mala leche o sorpresa según la ocasión. Y viendo como se resucitan a los muertos en esta saga no sería de extrañar que para el próximo capítulo se trajera de vuelta al único difunto real (Paul Walker) mediante la captura en movimiento de alguno de sus hermanos, pues es lo que falta ya en este “sarao”.

En resumen, Fast & Furious X es un producto entretenido pero que no deja ser un chiste en sí mismo. Entre las numerosas frases lapidarias se puede encontrar un subtexto absurdo de lo que estamos viendo, es decir, la primera “meme” película homologada, y lo mejor de todo, casi todo el mundo es consciente ello. Después de esto solo les queda cerrar todas las historias que han ido uniendo en estos últimos episodios y reiniciar la franquicia con una nueva generación de actores, algo para lo que parece que se están preparando.

Lo mejor: Es muy entretenida y Momoa está divertidísimo “pasado de revoluciones”.

Lo peor: Que hay que esperar a 2025 para conocer la conclusión

Puntuación: 5/10