Expediente Warren: El caso de Enfield: El Amityville de Inglaterra

Estaba claro que tras el tremendo éxito de Expediente Warren: The Conjuring (recaudó 318 millones de dólares a nivel mundial frente a 20 de presupuesto) tarde o temprano llegaría una secuela. Tras el fallido (aunque en taquilla funcionó espléndidamente) spin off titulado Annabelle, ahora nos llega la secuela directa, titulada Expediente Warren: El caso de Enfield. Vuelven a repetir delante de la cámara, los imprescindibles Vera Farmiga (El juez) y Patrick Wilson (Bone Tomahawk), y tras la cámara, el maestro del terror (Sí, han leído bien, MAESTRO) James Wan (Insidious: Capítulo 2). Expediente Warren: El caso de Enfield no es tan redonda como el original, pero resulta igual de efectista y entretenida que aquella.

Vera Farmiga y Patrick Wilson en Expediente Warren: El caso de Enfield - Poster final

Vera Farmiga y Patrick Wilson en Expediente Warren: El caso de Enfield – Poster final

Expediente Warren: El caso de Enfield vuelve a basarse en hechos reales. Esta vez la historia se narra en Inglaterra y concretamente en el municipio de Enfield, donde en una casa se sucedieron hechos paranormales y una de las niñas de la familia acabó siendo poseída por un ente que decía ser un anterior inquilino. Curiosamente los Warren apenas pintaron nada en este caso, de hecho solo se pasaron a saludar y poco más. Es por ello que el guion de esta secuela es algo tramposo, y es por lo que pierde puntos. Como es una película de los Warren hay que introducirlos como sea, y para ello nos cuentan una historia (o una milonga) que se cruza con el caso de Enfield. La historia sigue funcionado pero se nota que los Warren están un poco «metidos con calzador» en la trama general. Una trama tan inquietante y espeluznante que no necesita de esa subtrama con monja maligna de por medio (en breve nos justificarán este nuevo ente mediante un nuevo spin off).

James Wan, que tuvo el proyecto parado debido al retraso de su anterior producción (Fast & Furious 7), vuelve a demostrar que es único a la hora de asustar al personal. Expediente Warren: El caso de Enfield genera la misma o más tensión que Expediente Warren: The Conjuring. Wan ha usado en esta secuela trucos de la primera entrega (ese plano secuencia con música de la época para presentar a los personajes) y trucos nuevos a los que les ha dado una vuelta de tuerca (atentos al momento televisor). Sin duda, Wan vuelve a demostrar que es un único para terror y uno de los mejores directores de su generación. Cualquier momento, sea o no de terror, esta perfectamente cuidado y elaborado.

Madison Wolfe en Expediente Warren: El caso de Enfield - Poster final

Madison Wolfe en Expediente Warren: El caso de Enfield – Poster final

Un gran apoyo a los sustos de Wan es la interpretación de Madison Wolfe (Joy), quien encarna a la niña que más sufre en la cinta. Resulta tan angustiosa y aterradora que consigue con empaticemos con su dolor. Sin duda la gran revelación de la cinta. Farmiga y Wilson vuelven a estar impecables aunque esta vez sus roles son más secundarios. La matriarca familiar esta interpretada por una correcta Frances O’Connor (Timeline).

En resumen, Expediente Warren: El caso de Enfield resulta igual de entretenida que su predecesora, aunque sus 134 minutos se hacen algo excesivos (que no aburridos). Que hayan metido a los Warren como protagonistas de una historia donde no lo fueron, son cosas de la magia del cine. La cosa funciona y nos dejará acongojados para unos días, pues sus créditos finales muestran como fue el caso Enfield en realidad, y Wan lo ha vuelto a clavar.

Lo mejor: Las “set pieces” con las que Wan nos vuelve asustar y Madison Wolfe.

Lo peor: Que Wan deje el terror de lado para hacer Aquaman.

Puntuación: 7/10

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