El debut en el largometraje de la cortometrajista Isabel de Ocampo es un retrato social de la perdida de la inocencia vista a través del truculento mundo de la prostitución obligada a través de falsos sueños y esperanzas. El balance es positivo pero condicional, pues tan pronto es una película comercial como una película más poética, que puede sacar de quicio a cualquiera.
Evelyn (Cindy Díaz) es una chica peruana que se ve obligada a emigrar a España para trabajar y así mantener a su familia. Avalada por su prima, y a través de una agencia, ella pensara que va a trabajar de camarera, pero su futuro será otro mas triste y cruel. El guión esta bastante pulido, y durante su primera hora consigue enganchar muy bien al espectador, el problema es cuando introduce tramas secundarias, que algunas interesan y otras no, y le quitan importancia a la historia general.
O campo intenta meternos en la mente de la víctima, mostrando todo a través de su ojos, y es muy interesante, en especial, el trabajo que consigue al aliarse con el departamento de sonido para crear esa sensación de angustia. Pero a pesar de estar muy bien hecho deriva en otro problema, puede sacar de la cinta al espectador más exigente, pues confronta con la narración general. Sin duda O campo apunta maneras en su primer largometraje.
La película se narra principalmente dentro del club, y más concretamente en la habitación de Evelyn, otro apunte más que demuestras que estamos ante una producción pequeña. Solo salimos al exterior durante el planteamiento inicial de la cinta, que es en Perú y en los planos de situación.Pero sin duda es el departamento de sonido y música el que se lleva la palma, pues sin ser del todo redondo, es impecable su trabajo para ayudarnos a meternos en la mente del personaje. Pocas películas españolas de este calibre vemos con un trabajo tan sutil e inteligente, una lastima que se quede un poco en tierra de nadie, ya que al no estar marcado desde el principio, puede rechinar un poco, pero sin duda es una apuesta arriesgada. Atentos a la secuencia donde Evelyn es drogada y sus efectos, puede recordar a cintas como Trainspotting, pero en menor escala.
Otro punto fuerte es el excelente reparto que tiene la cinta destacando a dos actores por encima del resto, la debutante Cindy Díaz quien representa estupendamente y creíblemente el papel de la inocencia truncada, y Adolfo Fernández (Silencio en la nieve) en el papel del proxeneta, quien parece un tipo normal pero con mucho odio dentro. Mención especial merece la modelo catalana Sari Bibang que interpreta a una prostituta nigeriana en todo regla y muy creíble.
En resumen, estamos ante una cinta que se queda más cerca de la denuncia social que de película comercial que es como empieza. No aburre, se deja ver bastante bien, y sorprende que tratando el tema que trata apenas haya desnudos.
Lo mejor: El intento de la directora por meternos en la mente de la victima.
Lo peor: Que ese intento que se menciona en lo mejor de la cinta sea el lastre para hacerla menos comercial.
Puntuación: 7/10