Escape Room: La que se avecina

El género de terror siempre busca formas de reinventarse y ahora ha dado con el filón de moda, las escape rooms. Son juegos, a puerta cerrada, donde los participantes deben usar su ingenio para poder resolver el puzzle o enigma que se les plantea generalmente en una habitación. Hollywood ha visto potencial en el tema y ahora nos llega la entretenida y salvable (pero rápidamente olvidable) Escape Room. Adam Robitel (Insidious. La última llave) menea la cámara al son del las ridículas interpretaciones de un puñado de actores desconocidos acompañados por la siempre interesante Deborah Ann Woll (The Defenders).

Taylor Russell en Escape Room

Taylor Russell en Escape Room

6 desconocidos, sin ninguna conexión aparente en común, son invitados a participar en un juego que se convertirá en mortal. Esta es la sencilla premisa de Escape Room, que si no fuera por que a los pocos minutos de empezar el juego parece que estamos ante un reboot de la saga Saw, podría tildarse de original. El guión está plagado de ¿giros sorprendentes? y un final resultón. El problema radica en el epílogo, donde los productores muestran abiertamente (y sin pudor) su cartas de hacer una franquicia.

Robitel parece que afronta esta cinta con algo más de interés que su anterior cinta, el telefilm de la saga Insidious que filmó hace 2 años y que carecía de emoción y tensión. Escape Room tampoco revoluciona el género, pero solo por la secuencia de la habitación del revés debemos apuntar que parece que este realizador progresa adecuadamente. El resto se basa en un dirección lineal en función de la habitación trampa que toque en ese momento.

Deborah Ann Woll en Escape Room

Deborah Ann Woll en Escape Room

Los actores, como comentaba en el primer párrafo, están para que les veamos morir y sufrir. Ningún de los protagonistas termina de caernos bien, y sus actuaciones se limitan a poner cara de asombro cada vez que la habitación empieza acosarlos. Taylor Russell (Blackwood) y Logan Miller (Con amor, Simon) capitanean a este grupo de gente con “buena suerte” en la vida e intentan mostrar su joven faceta de actores, algo que se queda en segundo plano cuando aparece Deborah Ann Woll, la única que parece ser consciente de dónde está y con la que pasaremos los mejores momentos, atentos una vez más esa habitación del revés.

En resumen, Escape Room es un producto entretenido de domingo tarde que al rato se ha olvidado. Sus similitud con la saga protagonizada por Jigsaw (Puzzle para los más hispanos) hacen que muchos estén constantemente comparándola. También carece de todo el festival de sangre que ofrecía aquella, por lo que no es de extrañar que muchos se sientan desilusionados.

Lo mejor: Es más entretenida de lo que parece.

Lo peor: El epílogo abierto a infinitas continuaciones.

Puntuación: 5/10

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