En un barrio de Nueva York: Lucha por tus raíces

“Paciencia y fe”. Que frase más idónea para una época tan complicada como la que estamos viviendo en el mundo. Es la frase que repite un personaje de En un barrio de Nueva York, una frase que podemos hacer nuestra en casi todo los aspectos de la vida para seguir adelante, para seguir luchando, para seguir peleando por aquello que anhelamos y para pelear todo lo que podamos por aquello que es nuestro, aquello que nos hace ser lo que somos y que, al final, nos ha definido como las personas que somos. En un barrio en Nueva York es un musical que habla del barrio de Washington Heights, un barrio latino y llena de gente trabajadora, que está a expensas de un apagón que haga que el barrio desaparezca para siempre. Con esta premisa, En un barrio de Nueva York, relata en forma de musical las venturas y desventuras de las diferentes personas que viven en el barrio y como luchan, con lo poco que tienen, en salir adelante. En un barrio de Nueva York es el primer musical al que compuso música y letra Lin-Manuel Mirando, nacido en aquel barrio, y que supuso un éxito a todos los niveles en Broadway. Y ahora en su traslado al cine, En un barrio de Nueva York, se convierte en la mejor película del año.

En un barrio de Nueva York tiene al espectador completamente sumergido en su historia, en este barrio del que conocemos a cada uno de sus habitantes, con los que empatizamos y con los que, incluso, nos podemos sentir identificados en todo momento. Las canciones, perfectamente introducidas en la dinámica de esta, sirven para relatarnos los sentimientos de cada uno de los personajes que las cantan y nos sirven, además, para conocer a cada uno de los personajes de otra manera. Todas y cada una de las canciones que escuchamos se entrelazan entre sí de manera perfecta y las coreografías que sirven como imagen visual son bastante potentes. Y es que, desde el primer número musical, estamos ya más que dentro de la historia. Además, una de las grandes cosas que hace el guion de la cinta es que todo lo que acontece en pantalla tiene un motivo y más tarde volveremos a tener una referencia a eso que hemos visto, por lo que estar pendiente a los detalles es otra de las cosas para tener en cuenta.

Pero otra de las cosas que hacen grande a la cinta es ese aura de evento cinematográfico que llevábamos mucho tiempo esperando. Es de esas películas que tienen el poder de mover a la gente al cine y hacerles disfrutar durante su metraje. Es una película preciosa, llena de ritmo, llena de amor y de momentos que permanecerán en la retina mucho tiempo después de su visionado. Sin ir más lejos, creo que tiene una de las secuencias más preciosas que se han rodado en mucho tiempo en un musical. Y es que sabes que estás ante algo especial, algo que se ha hecho con mimo y que la gente tiene ganas de ver. En un barrio de Nueva York sabe que dar en todo momento, sabe como mezclar perfectamente la comedia, el drama, el espectáculo y la emoción más pura. En un barrio de Nueva York está destinada a ser vista en una sala de cine, con el mejor sonido y la mejor imagen posible. Es un auténtico espectáculo audiovisual en todos los sentidos. Y cuando salen los títulos de crédito lo único que quieres es salir a la calle a ponerte a cantar y bailar. Además, se puede achacar que dure dos horas y meda, pero es que tampoco, porque todo lo que ocurre en pantalla tiene su razón de ser y pasan volando.

Y a todo esto hay que sumarle un elenco de actores, casi desconocidos muchos de ellos, que consiguen elevar la cinta a otro nivel. Cumplen con creces en los temas de cantar, bailar, actuar y hacer que nos interesamos por ellos en todo momento. Al final, En un barrio de Nueva York, es una cinta coral donde todos los personajes tienen la misma importancia. Entre ellos destacan Anthony Ramos, Corey Hawkins, Leslie Grace, Melissa Barrera, Jimmy Smits y Olga Merendiz. Todos ellos haciendo suyo a los personajes y que nos preocupemos por ellos. En definitiva, En un barrio de Nueva York es la mejor película del año. Se podrán estrenar muchas más, pero lo que te hace sentir durante su proyección abarca todas las emociones posibles que se pueden vivir en una sala de cine. Es una película que tiene ese aura de evento cinematográfico que tanto esperábamos. Es una cinta para ver una y otra vez. Una maravilla.