El secreto de Adaline: El acertado encuentro entre lo romántico y lo fantástico

El cine más romántico ha encontrado en los últimos años una vertiente más que interesante dentro del fantástico. Más allá del tiempo puede ser uno de los ejemplos más interesantes, y es una conexión clara que busca El secreto de Adaline, como también se inspira por momentos en El curioso caso de Benjamin Button. No son malas referencias, y desde luego son una buena muestra de que el desconocido Lee Toland Krieger acierta en muchos aspectos de su encuentro entre lo romántico y lo fantástico. Pero falla en otros, y eso le impide redondear la película mucho mejor y darle una consideración mucho más trascendente.

Michiel Huisman y Blake Lively en El secreto de Adaline

Michiel Huisman y Blake Lively en El secreto de Adaline

Casi es mejor no saber demasiado del argumento de la película, porque descubrir algunos aspectos de su guión tal y como se plantearon es altamente recomendable. Con saber que es una cinta romántica con tintes fantásticos es más que suficiente. Pero sí se puede decir que, viendo lo que cuenta, es todo un acierto que el protagonismo recaiga en una mujer. No es muy habitual en el cine contemporáneo que una historia de este estilo tenga un personaje central femenino, y en este caso tiene todo el sentido. Y cuando además se entrega el mando de la película a una actriz como esta Blake Lively (Salvajes), la mitad del camino ya está recorrido.

Hay que prestar atención a ese detalle, “esta Blake Lively”. Cuando aparece en la gran pantalla una mujer de extraordinaria belleza, se tiende a pensar que ese es el mayor de sus atributos. Y en este caso no. No porque no aparezca bella, que por supuesto sí lo hace, sino porque su presencia es una maravilla mezcla entre el sueño y la realidad, entre lo angelical y lo melancólico, perfecta expresión de que lo quiere contar la película. Si Krieger consigue que el aspecto y el tono del filme funcionen tan bien es porque se lo permite la presencia de una formidable Blake Lively, además perfectamente acompañada.

Harrison Ford en El secreto de Adaline

Harrison Ford en El secreto de Adaline

Ahí, no obstante, empiezan a hacerse evidentes los detalles que alejan al filme de una perfección mayor. Michiel Huisman (Alma salvaje) es un buen acompañante, por debajo de Lively pero correcto. Aún así, ¿era necesario mantenerle el mismo peinado y barba que luce en Juego de tronos? ¿De verdad necesita esta película tirar de esa presencia para llamar la atención? Ese es uno de sus problemas más livianos. Otro de los más importantes está en que hay giros demasiado previsibles, y la aparición del personaje de Harrison Ford (Los mercenarios 3) es claramente uno de ellos. Salvando ese problema, eso sí, hay que insistir en que esta es una de las mejores interpretaciones de Ford en años.

Quitando eso, El secreto de Adaline (otro de esos misterios del cine, ¿por qué esas traducciones que restan matices al original? The Age of Adaline se acerca mucho más a los temas del filme) funciona francamente bien. Se puede pensar que le falta algo de profundidad en los temas más trascendentes que toca, en lo que tiene que ver con el paso del tiempo y los afectos imposibles en la condición de la que hace gala la protagonista, o incluso detallar algo más lo que significa todo eso precisamente por el hecho de que lo esté viviendo una mujer, pero las pinceladas son suficientes para que la película alcance un nivel más que aceptable. A Krieger le faltan un par de pasos para que El secreto de Adaline sea un clásico, pero sin duda ha firmado una buena película que cumple con lo que promete.

Puntuación: 6 / 10

Ficha artística y técnica

USA. Título original: The age of Adaline. Dirección: Lee Toland Krieger. Interpretes: Blake Lively (Adaline Bowman), Harrison Ford (William Jones), Michiel Huisman (Ellis Jones), Ellen Burstyn (Flemming), Kathy Baker (Kathy Jones), Amanda Crew (Kikki Jones). Guion: J. Mills Goodloe y Salvador Paskowitz. Producción: Sidney Kimmel, Gary Lucchesi y Tom Rosenberg. Música: Rob Simonsen. Fotografía: David Lanzenberg. Montaje: Melissa Kent. Diseño de producción: Claude Paré. Vestuario: Angus Strathie.

Un comentario

  1. Cuchu /

    Sólida crítica que adolece de un apunte prescindible: El de la imagen de Michiel Huisman. Las pintas que luce ya las tenía en la serie Orphan Black, por lo que muy posiblemente sea su estética diaria. Y de no ser así, tiene justificación por su contrato en la serie Juego de Tronos.

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