El niño y la bestia: Hosoda, que genio

Siempre que se estrena una cinta de animación japonesa nuestro cerebro rápidamente lo asocia a estudio Ghibli. Pues bien, hay mucha vida más allá del estudio de El viaje de Chihiro o Mi vecino Totoro. Mamoru Hosoda (La chica que saltaba a través del tiempo) es otro de esos creadores de historias que saben aunar perfectamente la tradición japonesa con una historia hilada a la perfección y que emociona desde su inicio. El niño y la bestia es una muestra más del talento del director japonés para contarnos una historia de superación en dos caminos distintos, tanto el del maestro como el del aprendiz y así poder aprender de cada momento de la vida. Y aunque se excede en su metraje (119 minutos), El niño y la bestia es una obra maestra.

Kumatetsu en El niño y la bestía

Kumatetsu en El niño y la bestía

El niño y la bestia se centra en su mayoría en la historia entre sus dos protagonistas, los cuáles buscan algo de ellos mismos y de cada uno de ellos. El niño, un pobre chico que vive en la calle y la Bestia, un oso que quiere demostrar a su mundo que puede llegar a ser un líder. Hosoda consigue aunar la animación con la historia y en ningún momento pierde el interés en lo que sucede en pantalla. Siempre quieres saber cómo va a continuar, y aunque sepas que va a ocurrir, pero eso te da igual estás mirando ese juego de luces, colores y emociones que Hosoda pone en pantalla. El niño y la bestia es emoción. Sientes empatía por los personajes y te pones en el lugar del protagonista, pues todos hemos sido niños y todos hemos tenido maestros. Y es que el fondo El niño y la bestia es una historia fraternal, casi entre padres e hijos.

Y esa relación se ve en pantalla. Aunque al principio de la cinta la bestia pase por completo de su aprendiz, a medida que avanza la cinta, que la acción se va desarrollando al final somos testigos que, aunque parezca que nada importa a alguien, tarde o temprano te encariñas con ese alguien a quien quieres. Y cuando esa relación toca el éxtasis en su versión adulta sientes el dolor de la perdida también, pues los caminos de ambos tienen que separarse. Si es cierto que el final de la cinta es un poco repentino, lleno de acción que no ha tenido la película y que te restriega un poco el mensaje fraternal, de respeto y de confianza de la película, pero eso no impide que la película sea una gozada desde su inicio hasta su final. Hosoda consigue que su excesiva duración pase en un suspiro y eso es complicado de conseguir, pero gracias a como trata los temas lo consigue.

Kyuta en El niño y la bestia

Kyuta en El niño y la bestia

El niño y la bestia es una obra maestra de principio a fin. Puedes saber que ocurre en todo momento, pero eso no impide que se aun experiencia enriquecedora, llena de magia, de emoción y aprendizaje. Lejos de los estudios Ghibli sí que se puede hacer también buen cine de animación japonés y Mamoru Hosoda sabe mucho de ello. Lo dicho, una obra maestra.

Lo mejor: La historia, los personajes, la emoción…

Lo peor: Que quizás sea algo larga, 119 minutos.

Puntuación: 9/10

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