Una de las cintas con más “hype” del año es El hijo, la nueva producción del visionario director (aunque aquí no ejerce de ello) James Gunn (Guardianes de la galaxia Vol. 2). Como toda cinta que nos venden como revolucionaria, al salir de la sala la verdad es otra. El hijo es una cinta que cumple su función, pero se queda un poco corta con los expectativas que nos han creado desde hace algunos meses. El cortometrajista David Yarovesky (The Hive) firma su segunda película y para protagonizarla cuenta con un puñado de actores cuasi desconocidos capitaneados por la siempre interesante Elizabeth Banks (¿Quién está matando a los moñecos?).
Brightburn es el pueblo donde se estrelló la nave de este joven extraterrestre que viene a sembrar el pánico. Indudablemente, y por lo que cuenta la cinta, el título en su versión original es una clara referencia al pueblo donde se crió Superman, Smallville, que dio pie a una serie de televisión en 2001 y aguantó en antena 10 temporadas. Tal y como narraba aquella, y la versión de Richard Donner (Arma letal) del personaje creado por Jerry Siegel y Joe Shuster, El hijo nos cuenta cómo pasa sus primeros días de adolescencia este superhéroe maligno, y cómo ciertos factores sociales pueden influir o potenciar más ese odio hacia la raza humana. Siendo interesante todo lo que plantea su guión (es un cruce entre La profecía, otro título de Donner, y El buen hijo, aquella perla con Macaulay Culkin) es correcto afirmar que se queda algo corto, pareciendo más una película de niño psicópata que una de superhéroes chungos.
David Yarovesky, con unos ajustados 7 millones de presupuesto, se dedica a fusilar desde el minuto uno, y con bastante mofa, a El hombre de acero de Zack Snyder (Liga de la Justicia). Desde el plano del buzón con el apellido de esta singular familia hasta la forma de volar de este niño repelente, todo parece ser un guiño a mala leche a la cinta del director de 300. Hay que agradecerle que la película sea violenta a raudales y no se corte a la hora de plasmar la ira de un superhéroe adolescente. El hijo nos deja secuencias para el recuerdo como la que se narra en la cafetería y la del ¿accidente? de tráfico.
Jackson A. Dunn (Vengadores: Endgame) tiene la difícil tarea de interpretar al hijo que da título a la cinta. Dunn consigue crear esa tensión y mal rollo en el espectador con una mirada profunda y perdida, que sabes que algo trama pero no sabes por donde te puede salir. Todo un acierto. Banks aguanta bastante bien el tipo frente a las lapidarias miradas de Dunn, y David Denman (La suerte de los Logan) compone un padre comprensivo pero algo totalitario que también funciona.
En resumen, El hijo es una cinta de serie B entretenida y poco más. Se agradece esa violencia (gratuita en algunos momentos) malsana y casi gore, pero nos quedamos con ganas de que se hubiera profundizado más en esa adolescencia perturba. Quizá el escaso presupuesto solo daba contar una breve historia de 90 minutos, pero el potencial de llevarse el género de moda al lado oscuro daba para mucho más.
Lo mejor: Jackson A. Dunn y sus arrebatos violentos.
Lo peor: Se queda algo escasa de contenido, parece que quiere hacer una radiografía del superhéroe adolescente y se queda en un planteamiento.
Puntuación: 5/10