El Cuervo (The Crow): No sabes el infierno que te espera

Tras décadas intentando poner en marcha una nueva versión cinematográfica del inmortal cómic de James O’Barr, por fin, llega a nuestra pantalla El Cuervo (The Crow). Avalada por más productores que reparto, este proyecto estuvo maldito desde el día que alguien tuvo la brillante idea de hacer una nueva versión. Nombres como de estrellas como Jason Momoa (Aquaman y el reino perdido), Tom Hiddleston (Loki) o Luke Evans (La vida sigue) y directores, españoles, como Juan Carlos Fresnadillo (Intacto) o F. Javier Gutiérrez (La espera) estuvieron mucho tiempo vinculados a este culebrón que finalmente ha recaído en el siempre interesante Bill Skarsgård (Kill Boy), como protagonista, y el resultón Rupert Sanders (Ghost in the Shell: El alma de la máquina) como director. Acompañan a Bill en el reparto la cantante y ahora «actriz» FKA twigs y el incondicional villano de Danny Huston (Horizon: An American Saga – Capítulo 1).

Dos yonkis que se conocen en rehabilitación, se dan a la fuga para sellar su amor, pero se encuentran con el pasado sobrenatural de ella. Ambos son asesinados pero él vuelve para vengarse. Esta es básicamente la premisa de El Cuervo (The Crow), que solamente tiene que ver con el original de O’Barr, los nombres, la muerte violenta y la venganza, el resto es añadido o adaptado para la chavala actual. Desconozco si se basa en otra línea argumental, pero en la de 1989 no. A la historia le cuesta arrancar, el romance de estos dos drogadictos tatuados hasta las cejas se extiende hasta los 30 minutos, por lo que cuando comienza la acción algunos pueden ser que hayan desconectado. En esta aventura, nuestro héroe viaja demasiadas veces al más allá para que le expliquen las reglas del juego (el es un yonki acabado pero el espectador no), y eso alarga la cinta, y la acción, sin necesidad, hasta los 111 minutos de duración. Tampoco le sienta bien el exceso de personajes que no van a ningún lado como los amigos de la protagonista o todo el séquito del villano.

Sanders es bastante resolutivo y nos da lo bueno y lo malo en una misma cinta. Aún estoy esperando que alguien me explique la primera secuencia de la cinta (un flashback de la infancia del protagonista, que no aportando nada a la historia, ¿o si? y yo me perdí), pero si embargo, la escena en la ópera, que abre el acto final, es pura fantasía. Una fascinante, y violenta, escena de acción estupendamente coreografiada y bien montada. Solo por esta secuencia se merece pagar el precio de la entrada. Una vez más un extra con un palillo mondadientes y un “paluego”, vaticinan algo bueno.

El pequeño de los Skarsgård se consolida como héroe de acción. Su cara de pocos amigos y su cuerpo de gimnasio ya le están vaticinando un puesto en una hipotética nueva aventura de Los mercenarios. Pero el contraste con su compañera protagonista de la cinta es abismal. La cantante de Measure of a Man no transmite nada y apenas está en sintonía con su compañero, una pena, pues el personaje daba para mucho más. Y para rematar, Danny Huston interpreta a un primo hermano de otro de sus villanos favoritos, el de 30 días de oscuridad.

El Cuervo (The Crow) no es el desastre que muchos vaticinaban pero si es una cinta que deja mucho que desear. Al margen de compararla con el “clásico” de Alex Proyas, esta nueva versión, se aleja de aquella, y se aleja aún más del cómic original. Y es tanta esta lejania que si hubiera tenido otro título como “El colibrí” o “La urraca”, quizá no hubiera recibido tantos palos a nivel internacional y del fandom más purista del cómic. Eso si, es de agradecer que la cinta sea violenta y cafre.

Lo mejor: La secuencia de la opera.

Lo peor: FKA twigs.

Puntuación: 3/10