Años sesenta, Florida. Ward Jansen (Matthew McConaughey (Contact)) es un periodista especializado en casos de condenas aparentemente injustas, y regresa a su lugar natal para intentar resolver el de un extraño cazador de caimanes (John Cusack (El jurado)) acusado de matar al sheriff del pueblo. Para ello cuenta con la colaboración de Charlotte Bless (Nicole Kidman (Las horas)), una atractiva aunque sórdida mujer enamorada del recluso, y de su hermano pequeño, Jack Jansen (Zac Efron (Cuando te encuentre)), que acaba de abandonar los estudios y se encuentra algo perdido, y más ahora que esa mujer rubia ha aparecido en su horizonte.
Lee Daniels (Precious) nos ofrece una película un tanto extraña, y la sensación final es que hasta para él lo es, como si no hubiese sido capaz de encauzarla por un camino concreto. La mezcla de géneros, así como la de referencias que se han tenido en cuenta, no acaban de encajar bien. Por un lado nos intenta contar una historia de amor algo turbulenta, por otro un thriller a medio camino entre el relato periodístico y el terror, y además se pueden ver atisbos de crítica social un tanto desfasados (aunque nunca estén de más). Todo junto es difícil que dé como resultado una película redonda, a menos que el director sea capaz de hacer una labor de síntesis realmente meritoria y casi imposible, y no es el caso.
El apartado estético es quizás lo más interesante del film; encontramos planos bastante arriesgados, con encadenados y fundidos que de antiguos resultan novedosos. Los escenarios y el vestuario nos trasladan perfectamente a un territorio y un tiempo que seguramente no fue tan “cool” como a veces se empeñan en recordarnos. Aquí hay racismo, suciedad y fango. Y caimanes destripados…es el ambiente, pese a resultar un tanto artificial por exagerado en ocasiones, lo que hace que el espectador no desconecte del todo de la historia. La evidencia de algunas secuencias, para algunos demasiado explícitas (no tiene por qué ser algo negativo, y aquí no lo es), contribuyen a recrear esa sensación de agobio, que a veces se contradice con la que parecen mostrar otras secuencias mucho más veraniegas y acordes a la idea de playa norteamericana con bellezas sobre la arena ligeras de ropa. De esta contraposición podría resultar algo interesante, pero parece que simplemente es un efecto secundario fuera del control del equipo de realización.
Los personajes resultan casi todos interesantes, quizás demasiado, por lo que se hace necesaria una profundidad en cada uno de ellos que llega a lastrar la película. Se pretende ofrecer una gran cantidad de datos sobre los mismos que hacen dudar de algo tan sencillo como quién es el protagonista de la historia. Ahí la dificultad de saber insinuar sólo algunos datos indispensables para entender la trama, y omitir los redundantes o innecesarios. Aquí una muestra de cómo no hacerlo. Se ha destacado bastante el papel de Nicole Kidman, y la verdad es que cumple muy bien en su rol de belleza pasada en años, excesos y excentricidades, todo ello sin salir del pueblo. Pero seguramente la pareja de hermanos sea más interesante; Zac Efron parece querer alejarse de su encasillamiento como joven atractivo y poco más, y realiza un trabajo aceptable como hermano menor con las hormonas por las nubes, echándole valor cuando tiene que hacerlo, aunque su rostro no parezca el más apropiado para el papel. Matthew McConaughey es el personaje que parece más trabajado. Porta unas cicatrices en su rostro siempre eficientes, pero en su perfil psicológico también se aprecian huellas seguramente más importantes. Lo malo es que el director no deja atar cabos y acaba dando todos los datos en bandeja. Ambos, Ward y Jack, recuerdan, aunque de refilón, a otra pareja, la que formaban “El chico de la moto” y Rusty James en Rumble fish (La ley de la calle en España), aunque no les alcancen a la altura del betún… en cualquier caso es una referencia, voluntaria o no, que se agradece. John Cusack es extrañamente el que más desentona; seguramente el diseño del personaje no es el idóneo para esta historia, pues se presenta como un asesino casi emparentado con Leatherface (de La matanza de Texas) que se sale totalmente del ambiente del film. Las altas pretensiones del director de llegar a rozar varios géneros una vez más no se ven cumplidas. Se rumoreaba que Pedro Almodóvar era uno de los candidatos para llevar a cabo el proyecto, y desde luego tiene toques que podrían encajar en los ambientes creados por el director manchego, aunque por otro lado, habría sido muy extraño ver a sus personajes entre el fango de Florida.
El chico del periódico es una película recomendable por los riesgos que toma; visualmente se aprecian maneras e intenciones, y los personajes son medianamente interesante. Sin embargo, la mezcla de géneros puede resultar caótica y pretenciosa, un intento de abarcar demasiados terrenos sin profundizar del todo en ninguno, dejando la película en algo informe que tan pronto atrapa como desconcierta.
Lo mejor: Algunas secuencias son muy interesantes en lo visual. Los personajes tienen cierta profundidad, desde la sirvienta al teórico asesino, aunque unos estén más trabajados que otros. La ambientación es muy decente, dando como resultado algunos momentos en que parecemos estar ante una película importante.
Lo peor: Desconexión entre las partes que echa por tierra la película; los diversos géneros que se tocan apuntan maneras por separado, pero no funcionan a la vez. El personaje de Cusack está demasiado fuera de lugar, a medio camino entre personaje terrorífico y un pobre loco.
Puntuación: 6/10