Cold War: Una guerra llamada amor

Pawel Pawlikowski (Ida) se ha convertido en uno de los referentes más importantes del cine europeo actual. Después de un par de películas, por las que pasó más pena que gloria, el director polaco encontró la fórmula de su éxito gracias a Ida, cinta por la cuál ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, y que continúa encontrando la senda del éxito gracias a Cold War. Las expectativas ante su nuevo trabajo eran altísimas, pero tras su paso por Cannes, donde consiguió la Palma al mejor director, las expectativas se confirmaron. Cold War es una de las mejores películas de los últimos años, tiene una sensibilidad y una forma tan natural de contar la historia que en muchas ocasiones olvidas por completo que estás ante una película y piensas que estás viendo algo real. Pawlikowski sigue contando historias en épocas de guerra, en donde nos cuenta historia de su país o, simplemente, como en Cold War, una historia de amor tan real que en muchas ocasiones asusta. Una auténtica joya.

Joanna Kulig en Cold War

Joanna Kulig en Cold War

Hay algo en Cold War que te atrapa desde el principio. No sé decir si es entre la forma en la que Pawlikowski dirige, el blanco y negro o el magnetismo de la época en la que se desarrolla el conflicto. Si es su anterior obra el director nos situaba tras la segunda Guerra Mundial, ahora nos sitúa de lleno en plena Guerra Fría. Pero no para contarnos una historia de espionaje o una cinta de acción, no. Pawlikowski nos sitúa en esa época para contarnos un momento de dudas en el mundo, en su país y como sacudió al mundo, pero a la vez utiliza el conflicto para hablarnos de una guerra fría diferente, la guerra fría que supone el amor. Y es que el director nos relata, en menos de hora y media, una historia de amor con todos sus conflictos, sus giros, sus tragedias y sus reconciliaciones. Es una historia de amor única, verdadera y que seguro más de uno se siente identificado. Además, el tono que tiene toda la película le va como anillo al dedo, ya que, por los diferentes momentos del conflicto, nuestros protagonistas pasarán eso mismo. Relata la tristeza como pocas.

Y tiene el incentivo de que es una de las cintas más bellas que se verán jamás en pantalla grande. Pawlikowski filma de manera natural paisajes, ciudades, personas… que cada plano de la cinta podría imprimirse como un cuadro. Además, el blanco y negro le da un toque muy importante, pues de golpe nos sitúa en una época donde todavía el color no había hecho aparición y parece que de verdad estamos ante algo clásico. Cold War podría ser perfectamente una película de los años cincuenta o sesenta, es un clásico instantáneo. Cuenta también con unos actores en estado de gracia, en especial Joanna Kulig, una actriz que ya pudimos ver en Ida, y que aquí lleva la voz cantante, nunca mejor dicho, de la cinta. Ella, junto con Tomasz Kot, son la película. Si ellos fallan, la cinta sería menos importante e impactante. Pero lo cierto es que en cada plano, secuencia o silencio que comparten los dos actores la química es inmensa y nos creemos todo lo que les pasa o deja de pasar. Una suerte que un director de con unos actores tan inspirados y tan acertados.

Joanna Kulig y Tomasz Kot en Cold War

Joanna Kulig y Tomasz Kot en Cold War

Pawel Pawlikowski sigue perfeccionando su carrera y con Cold War sigue demostrando la calidad que atesora. Es uno de los directores más interesantes de la actualidad cinematográfica y seguro que en el futuro nos sigue sorprendiendo. Cold War puede considerarse ya un clásico, pues su historia, su forma de contarla y lo que trasmite son de cine clásico. Una auténtica maravilla.

Nota: 9/10

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