No me quiero andar con rodeos: Black Mass me parece una muy buena película sobre mafias, una buena cinta de acción y la mejor película que ha hecho Johnny Depp (Mortdecai) en mucho tiempo. Sé que muchos saldrán diciendo, “bueno, otra vez lo mismo”. A esos les hago yo una pregunta “¿Queda algo por inventarse en el cine?” Todo lo que vemos a lo largo de los años nos remite a otro lado, a otra época o a otra película. Black Mass tiene su propia personalidad, tiene su propio ritmo. Y es ese ritmo la que la hace especial. No acelera, pero no frena. No sorprende, pero te mantiene pegado a la butaca. Black Mass será otra más dentro del cine de mafias, pero que queréis que os diga, que me vengan veinte más como esta, que yo las disfrutaré.
Black Mass posiblemente cuente la historia de uno de los mafiosos más conocidos de la historia de EEUU, pero para servidor estaba entre los más desconocido. James «Whitey» Bulger fue conocido por ser uno de los capos más respetados de todos, pero también por haber sido uno de los grandes chivatos del FBI de la década de los 70. ¿Y cómo se cuenta esta historia? A través de pequeñas entrevistas y de la historia propiamente dicha de Bulger. Esto influye al relato en muchas ocasiones un ritmo pausado, pero que consigue mantener siempre la atención porque siempre pasa algo en pantalla: Un tiroteo, una pelea o simplemente una escena lenta pero que revela más que ninguna otra. Todo ello hace que Black Mass sea realmente disfrutable, aunque se diga por activa y por pasiva que la hemos visto mil veces.
Pero quizás Black Mass tenga algo que otras no tienen, y eso es simplemente la personalidad de su director. Scott Cooper (Out of Furnace) sabe lo que tiene entre manos y lo maneja como mejor sabe hacerlo, dejando al actor que sea quién se encargue de crear la atmósfera y la escena. Así, la cámara de Cooper es nuestro ojos ante lo que vemos en pantalla. No hay artificios de ningún tipo, la cámara se mueve con soltura y no perdemos detalle de lo que vemos en pantalla y cuando tiene que apretar porque el guion lo exige, Scott Cooper aprieta de muy buena manera. Hay una escena que refleja esto perfectamente, que cuando Johnny Depp amenaza entre líneas a David Harbour (Caminando entre las tumbas). Esta secuencia define perfectamente lo que es Black Mass, y lo que quiere conseguir su director.
Y es que si algo quiere también Cooper es que Johnny Depp vuelva a la senda de las buenas interpretaciones. Depp se ha pasado los últimos años en El país de las maravillas o en las islas del Caribe, pero por fin alguien ha sabido sacar todo su potencial. Maquillado de nuevo, Depp realiza, sin miedo a equivocarme, la mejor interpretación de su carrera. Da miedo, infunde respeto y es una cabrón de la cabeza a los pies. Un simple “¿qué has dicho?” salido de su boca da más miedo que un susto en cualquier película de terror. Depp eclipsa al resto, que no son unos don nadie precisamente. Benedict Cumberbath (The imitation game), Kevin Bacon (R.I.P.D: Departamento de policía mortal), Dakota Johnson (Cincuenta sombras de Grey) o Joel Edgerton (Exodus: Dioses y Reyes) son alguno de sus protagonistas, aunque este último esté de manera desfasada en la película y sea lo peor de ella.
Black Mass puede ser que la hayamos visto muchas veces, pero el acercamiento que tiene Scott Cooper la hace diferente. Claro que tiene sus tiros, sus persecuciones o sus conversaciones amenazadoras, pero te sumerge tanto en la historia que consigue hacer que al final olvides en donde has visto que. Black Mass es una paso más en su director, y nos devuelve al mejor Johnny Depp en mucho tiempo. Muy recomendable.
Lo mejor: Johnny Depp y la dirección de Scott Cooper.
Lo peor: Que puede ser que la hayamos visto muchas veces.
Puntuación: 7/10