Creo que sin ninguna duda que Bitelchús puso sobre la mesa el nombre de Tim Burton, un director que durante los noventa y parte de los dos mil ha sido uno de los cineastas más influyentes. Títulos como Eduardo Manostijeras, Batman, Mars Attack o Big Fish consiguieron que el director se mantuviera en la cresta de la ola durante muchos años, pero después esa brillantez se fue apagando poco a poco. Y parecía que con el regreso de Bitelchús la cosa volvería a su cauce. Pero Bitelchús Bitelchús no deja de ser una secuela que quiere ampliar el imaginario visto en su primera entrega pero que adolece de querer tantas cosas en un corto espacio de tiempo que finalmente consigue que andemos media película perdidos intentando centrarnos en algo. Quizás sea el mayor pero que se le puede poner a la cinta, porque divertida es y tiene unas ideas brillantes en algunos momentos, pero se siente como una oportunidad perdida de contar algo más concreto. Y es que, en eso, su primera entrega, era un ejemplo perfecto.
Bitelchús Bitelchús quiere en todo momento que nos sintamos como si estuviéramos en casa, como si los años no hubieran pasado. Es por eso por lo que su inicio es idéntico al que vimos en la primera entrega con una panorámica completa de la ciudad para terminar en la casa de los Maitland. Después arrancamos la historia, una historia que quiere hablarnos sobre el pasado, sobre como las nuevas generaciones no tienen respeto por nada y como la televisión intenta beneficiarse de todo lo malo que le pueda pasar a las personas. Así, con estas ideas, la cinta intenta hacernos partícipe de estos momentos, pero sin llegar a conectar con ninguno de ellos por la velocidad a la que se desarrolla todo. Y eso es quizás el principal problema de la cinta, tiene muchos momentos desaprovechados. Es como si en todo momento quisiera que pasará algo para que el espectador no pierda la atención, y eso es algo que a Hollywood (y al cine en general) le está ocurriendo, es incapaz de hacer una cinta donde no se estimule al espectador cada dos segundos. Aquí pasa algo parecido, cada poco tiempo tiene que pasar algo para que el espectador no pierda la atención, y esto hace que la cinta parezca un “Frankenstein” de secuencies que casan entre sí pero que no llevan a ninguna parte.
Y es una autentica pena que no se desarrolle ninguna trama secundaria como es debido. Porque tienes a Monica Bellucci deambulando por las escenas, a Willem Dafoe siendo divertidísimo, pero con un personaje que no aporta nada a la trama y una historia sobre los muertos queriendo volver a la vida que se queda en nada. Son estas cosas las que hacen que Bitelchús Bitelchús termine siendo una cinta sin más, una cinta que consigue divertir porque es imposible no subir al barco del imaginario de Tim Burton en cuanto a monstruos, seres muertos y la estética que le impregna a la cinta, pero el resto es anodino. Pero algo hay que atribuirle más allá de si es divertida o no, y es que han conseguido que una cinta secuela de otra de hace treinta y seis años no se note forzada o que en todo momento quieran meternos fan service. Y es que tiene momentos que recuerdan al original, pero no se nota forzado y no están ahí para decir “mira, como en la primera cinta” sino que tienen un sentido dentro de la propia cinta. Eso es algo que muchas cintas actuales que quieren rendir tributo a otra no han sabido conseguir.
Michael Keaton está divertidísimo dentro del traje de Bitelchús y se le nota, cada aparición en pantalla del personaje es subir la cinta un escalafón, al igual que la aparición de Willem Dafoe, que está divertidísimo. Y si tenemos que detenernos en alguien es en Catherine O’Hara que es un portento cómico increíble. Incluso podemos detenernos en la aparición de actores que no aparecen aquí como tal, como el personaje de Jeffrey Jones, con el cual han hecho una cosa increíble para meterle en la cinta. Winona Ryder, Jenna Ortega o Justin Theroux consiguen convencer con sus personajes, pero lo cierto es que están algo desaprovechados dentro de todo este imaginario.
En definitiva, Bitelchús Bitelchús no es una mala cinta, es una cinta que tiene problemas a la hora de querer contar su propia historia, donde quiere abarcar tanto que finalmente no consigue quedarse con nada. Pero sigue siendo una cinta divertida, con algún gag ingenioso y con unos personajes queridos. La primera entrega tenía bien medidos cada uno de los momentos, aquí parece que quieren que en la conversación de después simplemente digamos una secuencia en concreto más que juntarlas con el resto de la película.
Nota: 5