En 2006, el irlandés John Carney escribió y dirigió Once, una bonita fábula musical sobre un músico callejero y una emigrante que viven un intenso romance. Once fue una película de referencia aquel año y consiguió el Oscar a la mejor canción original. Como aquellos artistas de un solo éxito, Carney prácticamente desapareció hasta ahora, que regresa con otro éxito, Begin Again, una dulce comedia muy bien cocinada e interpretada que se postula a conseguir otro Oscar a la mejor canción.
Un productor musical vive una mala racha. Esta pasando por una separación, no termina de conectar con su hija, se ha dado a la bebida, y es incapaz de elaborar otro éxito, hasta que una noche escucha a una compositora tocando la guitarra en un club. La compositora también viene de una mala experiencia, pero ambos deciden juntar su talento para dar la espalda a los malos rollos e intentar fabricar un éxito. El guion de Carney rezuma buen rollo por los cuatro costados. Quizá Begin Again se pueda interpretar como una metáfora del paso de Carney por la industria hollywoodense, e incluso los personajes que encarnan Keira Knightley (Jack Ryan: Operación sombra) y Adam Levine (cantante y compositor del grupo Maroon 5) son los propios protagonista y compositores de Once y sus rencillas posteriores, pero lo que esta claro es que estamos ante una historia bien contada, que engancha, y es capaz de enamorar al corazón más duro, aunque no estemos antes una cinta romántica al uso. Otro punto interesante que Carney deja caer en su brillante historia, es la actualidad de la industria musical, un tema del que se habla mucho pero nunca se ha llevado al cine.
John Carney viene de un cine muy independiente es por eso que su dirección se basa más en lo sencillo que en desplegar juguetes técnicos por la otra gran protagonista de la cinta, la ciudad de Nueva York. Se echan de menos algunos planos grúa o más majestuosidad a la hora retratar dicha ciudad, pero no es imprescindible para la historia que se nos esta contando. Secuencias como la del paseo nocturno compartiendo cascos y música o el tema en la azotea, va a ser secuencia muy recordadas de Begin Again. Esta secuencias emocionan bastante gracias al trabajo de Carney, pero se echa en falta algo de emoción en los minutos finales.
Si algo se nos va a quedar grabado en la cabeza al salir de la sala son sus canciones. Es verdad que la voz de Adam Levine y Keira Knightley ayuda a su retención en nuestra cabeza, pero va ser casi imposible salir de la sala sin tararear Lost Stars o entonar A Step You Can´t Take Back.
Aparte de la música el otro reclamo de Begin Again es Mark Ruffalo (Los vengadores), el perdedor, cuasi incapaz de reaccionar, por antonomasia, secuencias como la del “sinpa” en el bar así lo reafirman. Su momento es la confesión en el coche con la ciudad de fondo, sin duda un momento merecedor de una nominación Oscar. Quien también sorprende, pero en una faceta más cómica, es el cantante metido actor Adam Levine. Atentos al momento premio con barba.
En resumen, Begin Again es una sorpresa que debería ser premiada, pero quizá se ha estrenado demasiado pronto para optar a premios. Una de las “feel good movies” del año, que demuestra que Carney no es un tipo de un solo éxito.
Lo mejor: Mark Ruffalo y las canciones.
Lo peor: Emociona en algunos momentos, pero casualmente en el final no.
Puntuación: 9/10
Sin comentarios
Trackbacks/Pingbacks