El género del thriller erótico fue muy popular en la década de los noventa. No se sabe con certeza si esto se debió al deseo del público de ver historias sexuales alejadas de su vida cotidiana o a que realmente era un género que atraía. Películas como Showgirls, Instinto básico o Juego salvaje fueron algunos de los títulos más representativos de este género, que tuvo un éxito inicial significativo antes de decaer. A lo largo de los años, ha habido varios intentos de revitalizar el género, pero ninguno ha logrado el mismo impacto. En la actualidad, parece haber un nuevo interés en traer de vuelta este género, aunque cualquier producción que presente ciertos elementos puede ser percibida como destacable debido a la falta de referentes recientes. Babygirl es una película que ofrece aspectos interesantes y logra mantener la tensión, sin embargo, finalmente no logra sobresalir debido a la recurrencia de tópicos ya superados y a pretensiones exageradas. La directora, Halina Reijn, se esfuerza por desarrollar personajes convincentes y una narrativa clara, pero el único aspecto verdaderamente destacable de la película es la actuación de Nicole Kidman, quien se entrega plenamente para elevar una producción que, de no ser por su participación, hubiera pasado desapercibida.
Babygirl cuenta la historia de una mujer que no encuentra el placer sexual con su marido, por eso, cuando terminan de realizar el coito, ella busca diferentes placeres para satisfacer sus necesidades. Eso cambia por completo cuando aparece un becario en su empresa con el cual encontrará ese placer perdido, por mucho que le pueda costar el matrimonio o su cargo en la empresa. Lo cierto es que, de primeras, la premisa de Babygirl puede ser interesante para sacar a la luz ese deseo reprimido de las mujeres, las cuales parecen que no pueden tener fantasías o desear otro tipo de vida sexual, algo que parece únicamente adscrito a los hombres. También muestra como una mujer, ya entrada en años, puede seguir siendo plenamente sensual y poder atraer a otros hombres, cosa que también parece que una vez alcanzas una edad, ya dejas de ser deseada. Todos estos temas son realmente interesantes y en la cinta se muestran de una manera clara pero poco sutil. Pero una vez que alcanzamos el ecuador de la cinta, la repetición de situaciones, revisitar lugares comunes y que tiene algunos tramos de vergüenza ajena hacen que la experiencia termine por no convencer del todo. Porque al final se queda en tierra de nadie.
Quizás a esa decadencia de la cinta ayuda que la única que parece saber realmente que es lo que quiere mostrar, o como lo debe mostrar, es Nicole Kidman. La actriz australiana vuelve a tener un papel realmente interesante en sus manos y consigue colgarse la cinta a los hombros y luchar contra todo para sacarlo adelante. Consigue ser sensual cuando tiene que ser, además, consigue dotar de misterio a su personaje, aunque sepas quienes son su familia o en que trabaja, la actriz consigue pasar por infinidad de registros y lo hace realmente bien. No se puede decir lo mismo de Harris Dickinson, que en ningún momento consigue crear una química realmente buena con Kidman. El actor británico lo intenta y por momentos parece que vamos a ver una gran interpretación, pero rápidamente cae en una interpretación sosa y que no aporta demasiado a la trama, únicamente destacable sus momentos de poder con Kidman, porque el resto no consigue llegar a la misma calidad que la actriz. Antonio Banderas también se deja caer por la cinta como el marido, tiene momentos buenos, pero hay uno en particular que roza la vergüenza, aunque el actor sabe esquivarla a tiempo.
Las escenas de sexo si que tienen puntos fuertes, pero en el fondo son escenas que intentan elevar la cinta mediante la provocación, pero ya estamos en una época donde no sorprende nada de lo que veamos, por muy fuerte que pueda parecer. En definitiva, Babygirl es una cinta que prometía mucho, que tiene unas ideas que pueden ser destacables, pero que finalmente no consiguen llegar a ningún lado porque ya está todo visto y a estas alturas no nos vamos a sonrojar o poner nerviosos por unas escenas de sexo de lo más light. Nicole Kidman si que cumple con el papel y se echa la película a la espalda, pero Harris Dickinson no consigue estar al nivel de la actriz.