El cine actual está plagado de buenas ideas que han sido mal ejecutadas o desarrolladas. Asesinos inocentes pasa a engrosar esa lista, ya que tiene una premisa muy interesante pero no da para una película de 90 minutos. Gonzalo Bendala, productor de cintas como Los niños salvajes debuta como director en esta cinta plagada de rostros televisivos como Maxi Iglesias (Velvet), Luis Fernández (Afterparty) y Aura Garrido (Viral). Intenta poner algo de orden (sin conseguirlo) el veterano Miguel Ángel Solá (El corredor nocturno).
Un profesor de universidad, al que la vida le ha jugado una mala pasada, hace un trato con un alumno. El aprendiz deberá matarle a cambio de un aprobado en la signatura que este catedrático imparte. Así de sencillo, y simple, es al argumento de Asesinos inocentes. Es una idea interesante para un cortometraje, pero para un largo se va un poco de madre. No solo abusa de tramas secundarias inservibles (como la romántica con Garrido de por medio, o la de los matones que persiguen al protagonista por una deuda) sino que la principal se le termina yendo de las manos. Bendala plantea un dilema moral interesante sobre la culpa y la muerte, pero este se diluye entre tanto intento de asesinato. Tampoco ayuda mucho que de vez en cuando nos encontremos con cierto humor, no se muy bien si pretendido o no, pero que hace que la tensión se evapore por momentos.
Como director, Bendala se sabe defender. Una pena que en algunos momentos abuse de ciertos trucos de suspense (algo sucios) como ocurre en la secuencia del ascensor. Pero sin embargo se nota que ha sido una cinta barata y ha sacado todo el partido que ha podido.
A esas salidas de tono humorísticas que desprende de vez en cuando Asesinos inocentes, tampoco le ayuda su televisivo reparto. Iglesias no termina de caernos bien del todo, no sabes si es por esa chulería que desprende o por que el papel le queda bastante grande. Fernández esta mejor que otras veces, pero tampoco nos termina de convencer. Y Garrido hace lo que puede con un personaje que no termina de estar bien construido. Solá tampoco sabemos del palo que va, pues su interpretación desprende cierto tufillo que produce más carcarjadas que otra cosa. Ese momento final de negro y con sombrero, como queriendo homenajear a Hannibal, produce más risas que sorpresa.
En resumen, Asesinos inocentes es una cinta que prometía muchísimo más. Si no hubiera esa salidas de tono, ni mil tramas secundarias, quizá se podría hacer más llevadera. Tampoco ayuda mucho ese reparto de cuasi actores que lo componen. Una lastima.
Lo mejor: Técnicamente esta bien.
Lo peor: La idea no da para un largometraje.
Puntuación: 3/10