Anora: La consagración de Sean Baker

Desde hace unos cuantos años, la llegada de una nueva película de Sean Baker es considerada como una celebración. No es para menos. El director norteamericano ha conseguido crear un estilo propio, con historias humanas y llenas de una cinematografía única. Seguramente, The Florida Project fue la película que le puso en el disparadero, pero ya había demostrado mucho en su anterior obra, Tangerine, una cinta que fue rodada con un iPhone. Después, Red Rocket, fue como la consagración que lo de The Florida Project no fue suerte y que había un director con una mirada propia al ansiado “sueño americano”. Pero todo ha desembocado en su última obra, ganadora de la Palma de Oro, y que supone un antes y un después en su filmografía. Anora no solamente una de las mejores películas del año, es también el reconocimiento a un director que lleva años regalando auténticas joyas, sin cortarse en nada y puliendo poco a poco su estilo. Muchos dicen que Anora es la película que menos se parece a las anteriores obras de Baker, pero lo cierto es que es una cinta que tiene todo lo que tenía las cintas del director, pero incluyendo una comedia realmente slapstick que no estábamos acostumbrados.

Mikey Madison en Anora

Mikey Madison en Anora

Anora es una cinta donde volvemos a encontrarnos en lugares comunes del cine de Sean Baker. Bajos fondos, trabajadores sexuales y una idea de sueño americano, bastante frágil, que dejan noqueado a cualquiera. Aquí tenemos, por así decirlo, a la Pretty Woman del siglo XXI en donde seguimos a Anora, una chica que se busca la vida dentro de un club de alterne donde conocerá a un chico millonario creyendo que tendrá la vida solucionada. Pero será entonces cuando todo se tuerza y veremos como la vida que Anora cree que había encontrado no era más que una mentira. Anora vuelve a dar vueltas sobre el sueño americano, el de hacerse a uno mismo, triunfar y ser reconocido por todos. Vuelve a demostrar que, ese sueño, no es más que una burbuja realmente frágil donde un día estás en lo más alto de la ola y, en cuestión de momentos, quedas relegado al más oscuro de los olvidos. Aquí lo encontramos, como he dicho, con la ilusión de Anora de haber encontrado una salida a una vida esclavizada dentro del mundo del trabajo sexual y vivir la vida que, seguramente, le hubiera gustado vivir siempre. Pero pronto veremos cómo ese sueño explota.

Y donde podríamos pensar que Sean Baker lo enfocaría todo dentro de un drama realmente doloroso, lo aborda desde la comedia más alocada y slapstick. Sorprende el nivel de comedia que tiene la cinta, viniendo de dónde venimos, para contar como Anora, junto a unos rusos, tiene que realizar una persecución contra reloj realmente divertida y amarga. Porque cuando estás en el momento más alto de la comedia, Anora llega y te pega un golpe de realidad que te deja noqueado en la butaca sin capacidad para reaccionar ante lo que ves. Porque algo que tiene Sean Baker es que es capaz de pasar de la comedia al drama en cuestión de un segundo de metraje. Sin querer entrar en spoilers, el plano final de Anora dará para debatir mucho tiempo sobre su significado, las mil lecturas que tiene y como hemos llegado allí. También es un trabajo que hace Mikey Madison realmente apabullante. La actriz, a la que pudimos ver en Érase una vez en Hollywood, crea un personaje tan poderoso como un huracán y que te tiene enganchado a ella durante toda la cinta. Es un personaje fuerte, con las ideas claras y al que nadie le va a conseguir tomar el pelo nunca. Una interpretación realmente de aplauso.

Yura Borisov en Anora

Yura Borisov en Anora

La música en Anora está más presente que nunca, y eso es mucho decir, pues siempre en las películas de Baker son una parte fundamental del relato. Si en Red Rocket todo giraba entorno a Bye bye bye, de NSYNC, ahora lo hace con Greatest Day, de Take That, que sirve como hilo conductor en algunos momentos del relato. Anora es uno de los trabajos mejor conseguidos de Sean Baker, y eso es mucho decir, es un trabajo lleno de amor por sus personajes, por su historia y una forma de decir que el sueño americano es volátil y explosivo. Tiene en Mikey Madison un auténtico torbellino lleno de fuerza y que te lleva contigo a donde ella quiera. Sean Baker es uno de los mejores directores contemporáneos retratando a la sociedad norteamericana y lo sigue haciendo de manera increíble.

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